El mástil

Curro Espinar / Curro_espinar@hotmail.com

Dobles raseros

UNA serie de hechos acaecidos los últimos días me hacen reflexionar sobre lo que solía decir un familiar muy querido por mí respecto a lo que denominamos xenofobia cuando él decía que a lo que nos referimos es a la "clasitis aguda", y dirán que a cuento de qué viene esto. Muy sencillo, tras la visita de Muammar al-Gaddafi o lo que es lo mismo el antiguo vértice del eje del mal según los otrora venerados Estados Unidos de América, me he dado cuenta que, queramos o no reconocerlo, la sociedad en la que vivimos le pone precio a todo. Personajes como el líder libio, perseguido y denostado décadas atrás, pasa a ser alguien venerado, admirado, defensor de los derechos humanos y todo sencillamente por el hecho de ser llamémoslo vulgarmente una de las gasolineras de esta nuestra querida nación, además de ser frontera estratégica entre África y Europa. Líbreme Dios de juzgar a formados estrategas de la política internacional y menos de llevar la contraria a catedráticos de Derecho que aplauden tan sabia decisión. A mí tan sólo me hace recordar lo que tan sabio familiar me decía hace ya varios años: aquellos que no pueden ver a los mal denominados moros lamen los reales traseros de los jeques árabes que veranean en la costa del sol, esos que no toleran a los de piel más oscura, veneran e idolatran a Michael jordan, Samuel Eto'o, Tiger Woods... incluso esos que critican culturas ancestrales como la gitana hicieron y hacen largas colas para ver a Lola Flores y Joaquín Cortés. Por tanto, no me queda otra que reconocer que, por desgracia, hay prejuicios baratos y caros pero casi todos están en venta.

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