La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Dinosaurios y encuestas

Triunfan en las pantallas los dinosaurios virtuales de Bayona y, en las encuestas, la política virtual

Los informadores políticos deberían hacer un curso de reciclaje impartido por los colegas de deportes que retransmiten los partidos. Porque la aceleración de la vida política, sube y baja en las encuestas, muertes y resurrecciones del bipartidismo y el multipartidismo o repentinos ascensos y súbitas caídas de los nuevos partidos exigen un relato capaz de retransmitir a la velocidad con que los acontecimientos se suceden, pendiente de los regates, goleadas, fueras de juego, tarjetas rojas o penaltis que en pocos días pueden sentar a un presidente en el asiento aún caliente de otro sin que haya elecciones de por medio o hacen bascular en un instante la opinión pública de unas a otras siglas o líderes. Sin que el silbato ponga fin a este partido interminable.

Los analistas deberían ser maldinis (por Julio Maldonado) que vuelquen su sapiencia mientras sus compañeros informan con esa velocidad que sólo el periodismo deportivo tiene. A la semana de la moción de censura, tres días después de la toma de posesión del nuevo Gobierno y dos tras el primer consejo de ministras y ministros hay encuestas que ponen en primer lugar al PSOE que no hace más de diez días daban por perdedor en el caso de que se convocaran elecciones, relegan al tercer puesto a Ciudadanos, que se tenía por vencedor, mantienen en segundo lugar al PP cuyo hundimiento se daba por seguro y saludan el retorno del bipartidismo que se creía extinto. Lo que no garantiza que en poco tiempo todo vuelva a cambiar. Ya lo profetizó Marx hace justo 170 años: "Todo lo que era sólido se desvanece".

Esto pertenece a la realidad virtual del universo de las encuestas pero, ¿acaso no vivimos en la era virtual? Triunfan en las pantallas los dinosaurios de Bayona, consumen horas los videojuegos, las gafas de realidad virtual sumergen en experiencias sustitutivas de lo real, los realities convierten la realidad en ficción y espectáculo o la ficción y el espectáculo en realidad, las redes sociales sustituyen la comunicación interpersonal, los antiguos maestros del espíritu o del conocimiento son sustituidos por los influencers… Y la política, que en democracia es más el reflejo de la sociedad que su despótico ingeniero, va por ese camino.

Mejor esto que la ingeniería de las almas de Stalin, desde luego. Salvo que se trate de otro totalitarismo en la medida en que nuble el juicio crítico. Ya se verá.

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