La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La 'Diada' más tranquila

Cataluña celebra su 11-S con un 'Govern' dividido y menos apoyo de los catalanes a la secesión

Hoy va a celebrarse en Cataluña la Diada menos dramática y menos masiva de la última década. El día nacional de los catalanes, que conmemora una derrota histórica, aparece signado por otra derrota más reciente, la de 2017, y la división más virulenta de sus protagonistas políticos.

Salió mal, ciertamente, el independentismo de su aventura de hace cinco años, y desde entonces ha sufrido varias recaídas sucesivas, que le han conducido su estado actual: menos capacidad de movilización, menor apoyo de la población a la separación de España y mayor división interna.

Las últimas elecciones autonómicas las ganó por mayoría simple el socialismo catalán, lo que obligó a los dos partidos independentistas (ERC y Junts, el del prófugo Puigdemont) a coaligarse para formar un Govern que no ha parado de deteriorarse desde entonces y está vigilado de cerca por los radicales antisistema de la CUP, imprescindibles para mantener de presidente a Pere Aragonès.

El Govern se desgasta cada día más porque los dos socios han escogido opciones contrapuestas para mantener el proyecto separatista tras el fracaso del procès, con la intervención de la autonomía y la cárcel para sus promotores . ERC ha elegido la vía de la negociación con el Estado aprovechando la debilidad parlamentaria del Gobierno español, mientras que Junts apuesta por una repetición de la ruptura y la unilateralidad.

Encima, ahora Junts ha caído en manos de una líder oscura, Laura Borrás, procesada por corrupción, que se ha negado a dimitir como presidenta del Parlament envolviéndose en la bandera del patriotismo y victimándose como perseguida política, y han tenido que desalojarla de la Mesa sus socios . Y hay más: la Asamblea Nacional de Cataluña, la entidad social más movilizadora en todo el proceso, se ha instalado en el radicalismo y ha preparado una convocatoria alineada con el independentismo rupturista y crítica con Aragonès. Sus dirigentes amenazan incluso con promover un nuevo partido independentista -otro- y competir con los ahora gobernantes. Suele ocurrir en cada crisis: una nueva escisión en nombre de la unidad.

Lo único que ha conseguido el secesionismo catalán ha sido el indulto a los condenados del procès, aunque no llegue para los cargos inferiores en espera de sus propios juicios. Es un mérito indudable de Pedro Sánchez: ha logrado distraer a la Generalitat con una mesa de diálogo que no se reúne y que nunca le otorgará la amnistía ni la autodeterminación que eran sus objetivos últimos.

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