Día mundial de los océanos

Los océanos, que cubren dos terceras partes de la Tierra, actúan como los verdaderos pulmones de nuestro planeta

Ayer día 8 de junio fue el Día Mundial de los Océanos, celebración adoptada por la ONU para recordar a toda la comunidad internacional el papel esencial que desarrollan los océanos en la vida del planeta. Los océanos, que cubren dos terceras partes de la Tierra, actúan como los verdaderos pulmones de nuestro planeta. Simultáneamente son una fuente imprescindible de alimentos y de recursos genéticos utilizados en la medicina y una parte fundamental de la biosfera. El propósito de esta declaración es informar sobre el impacto de los humanos en el océano, desarrollar un movimiento mundial de apoyo y unir a la población en un proyecto para la gestión sostenible de nuestros mares. Lo cierto es que la situación actual de nuestros mares y océanos es extremadamente complicada. Utilizados como sumideros de deshechos, cientos de toneladas de vertidos, deshechos y plásticos sustituyen la vida marina, además, al incorporarse en la cadena trófica como microplásticos suponen un riesgo a la salud de las personas. La sobrepesca está poniendo en peligro, además de la forma de vida de comunidades pesqueras tradicionales, la sostenibilidad de los ecosistemas y el futuro de numerosas especies encaminadas a la desaparición. Por otra parte, el cambio climático es un factor con incidencia especialmente negativa en nuestros océanos. La ONU avisa que el calentamiento de los océanos en los últimos años se ha producido a tal escala que es difícil de asimilar. La acidificación de los océanos podría considerarse la crisis química del clima mundial. Junto con el calentamiento de la Tierra, la acidificación de los océanos pone en peligro la vida marina y la lleva más allá de límites catastróficos.

En la actualidad se está negociando un tratado que puede tener una importancia esencial en el desarrollo del derecho internacional. Se trata de intentar poner en marcha un acuerdo vinculante para la conservación y uso sostenible de los recursos de las áreas fuera de la jurisdicción de cada país, y a la vez inclusivo, es decir que contemple todas las actividades que se desarrollen en ese espacio. Son muchas las dificultades que afronta el proceso negociador y no está nada claro que pueda llegar a buen puerto. No obstante, en mi opinión sería muy importante que los estados al menos actuaran cumpliendo la normativa vigente. Es ilustrativa la situación de la Bahía de Algeciras/Gibraltar en la que a pesar de la vigencia hace veinte años de una normativa europea que obliga a la depuración de las aguas residuales, todas las ciudades de un lado y otro de la Verja, vierten gran parte (o todos) sus residuos al mar, tratándolo como un sumidero de deshechos.

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