ME cuentan que hace unas semanas un puñado de ex alumnos del Colegio Salesianos linense le tributó un más que merecido homenaje a José Ramón García. Para los que no cursaron estudios en ese centro, entre los que me encuentro, seguramente será, como mucho, un profesor más. Pero Don José Ramón, porque él era Don José Ramón, fue quien plantó la semilla de la que germinó el fútbol base linense actual. Aquel tipo puso en marcha un torneo interescolar de futbito (un término casi exclusivo de La Línea) que se jugaba los sábados y que supuso el primer contacto con la competición para toda una generación de chavales. Alguno incluso llegó bien lejos. Y otros, si no lo hicieron, fue porque en aquella época la oferta para tirarse de cabeza al precipicio de la droga estaba demasiado al cabo de la calle. Veinte años después alguien ha tenido la feliz idea de darle las gracias. El balompié de su pueblo, en buena parte por envidia, nunca lo hizo.