Dastis no quiere atosigar

Toda una legión se ocupa de procurar que el 'Brexit' pase de largo sin alterar los pormenores de la Roca

En el primer encuentro que el ministro Dastis tuvo con Boris Johnson, ya advirtió de que no quería "atosigar" al Reino Unido con Gibraltar. Fue en Bruselas, a mediados de noviembre del pasado año. "No hay que centrarse exclusivamente ni atosigarse con un solo tema (sic)". La redacción es confusa, pero fue lo que dijo en la rueda de prensa que siguió a la reunión de ministros de Exteriores de los 28. La advertencia es muy preocupante, pues no puedo suponer que el ministro ignore la realidad de la colonia y del Campo de Gibraltar. No podré estar mañana en La Línea, en el acto del Foro Joly, al que he sido amablemente invitado por nuestro presidente, pero no creo que sirviera para nada. En este tipo de actos se preserva cuidadosamente la integridad intelectual del protagonista. Y yo no le sentaría bien.

Nadie nos habla ni del censo de trabajadores españoles en Gibraltar ni de los efectos que la permisiva estructura fiscal de Gibraltar tiene sobre la comarca. Según un estudio de la empresa IPSOS, realizado en el segundo semestre de 2016, difundido por la cadena SER a mediados de marzo, "Gibraltar se ha convertido de nuevo, en el mayor punto de origen de tabaco de contrabando de toda la península". Cerca del 10% del consumo de tabaco en Andalucía se genera de modo ilícito. El Estado deja de percibir por ello unos ochocientos millones de euros anuales (25.000 personas con un salario bruto anual de 32.000 euros). Sería estupendo que el ministro nos diera -sin atosigar al Reino Unido- una valoración de estos hechos y del impacto fiscal, la productividad y el insoportable volumen de economía sumergida que soporta el Campo de Gibraltar.

Gibraltar no es nada bueno, sino todo lo contrario. Al Gobierno de España no debe preocuparle su estatus basado en el juego on line, en el relajo fiscal, en la permisividad con el contrabando y qué sé yo de tanto como daña a la sociedad comarcal. Periodistas de pocos escrúpulos y viejos políticos de la progresía en la reserva cuelgan del coro de servidores del gran Clive Golt (jefe de gabinete del ministro principal) recientemente homenajeado por la Asociación Mar del Sur, una de las numerosas iniciativas diseñadas para perpetuar el estatus de la colonia. Toda una legión -la quinta columna- se ocupa de procurar que nada se mueva: que el Brexit pase de largo sin alterar los pormenores que hacen de la roca un bastión de lo inconfesable.

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