Hay veces, en que esa simbiosis de azar y necesidad a la que llamamos vida, te sitúa en un punto de no retorno. Ya puedes tener la mejor cintura del mundo para ir regateando las situaciones difíciles o los mejores muelles en las piernas para saltar las vallas que te van surgiendo en el camino, que al final te llega el momento de la verdad. De repente, han cerrado la puerta de toriles y tienes que enfrentarte con una situación en la que tienes que elegir entre tus principios que te abocan a un perjuicio personal o dejarla pasar y apechugar con que fuiste un cobarde, pero te libraste. Si no eres capaz de acallar tu conciencia, el amargo recuerdo te perseguirá eternamente. Ese momento le llegó a Julio César en la orilla del Rubicón y seguro que a usted, mi querido lector, le ha llegado alguna vez.

No es preciso, buscar en la historia antigua casos heroicos en los que inspirarse en tiempo de dudas. Esta misma semana, dos miembros cualificados de la Guardia Civil, han dado un ejemplo de coherencia y honestidad, poco frecuente por estos pagos. Uno, Diego Pérez de los Cobos, por no doblegarse a un superior jerárquico que le obligaba a quebrantar la Ley que él juró defender y otro, Laurentino Ceña que antes que tolerar pasivamente la injusticia perpetrada, decidió dimitir. Alguien que no conozca el alma de la Benemérita, podría pensar que han hecho un mal negocio, estando ambos en una situación privilegiada en el escalafón. Ambos han hecho gala de la mayor divisa del Cuerpo: el Honor. Con lo acontecido, no solo han escrito unos renglones de oro en sus respectivas Hojas de Servicio, además han inscrito sus nombres en la historia gloriosa de la Guardia Civil y servirán de inspiración a los jóvenes oficiales. No pueden tener duda de que una gran parte de los españoles, admiramos su gesto y su desempeño profesional, a la vez que sabemos exactamente lo que ha pasado y el porqué. Marlaska, está haciendo el Camino de Damasco pero al revés. De Juez a perseguidor de Jueces. De alegre manifestante, acompañando a ministras con guantes de látex, a echar bombas de humo, para tratar que se olvide la manifestación. Querían la información reservada, para diluirla mediáticamente. Ahora, el documento tiene errores de bulto, la jueza es "Hija del Cuerpo", el coronel ha dimitido y el general, un jubilata en tiempo de descuento. Pedro Sánchez se cree Napoleón. Raúl del Pozo ha escrito que al Emperador en todo su esplendor, le dijeron: "Recuerda, que no has sido Juez de Instrucción en París".

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