La ministra alemana de la Familia, la socialdemócrata Franziska Giffey, ha puesto su cargo a disposición de la Canciller Angela Merkel para zanjar la polémica en torno al posible plagio de su tesis doctoral. Giffey, sin reconocer mala praxis alguna, comunicó que, al haber surgido de nuevo dudas sobre la tesis que presentó en 2010 y que ya entonces había sido evaluada por una comisión que la exoneró de plagio, dimite ante la perspectiva de una nueva investigación promovida por la prensa. La ministra ha decidido dimitir como en su día hicieron Annette Schavan, ministra de Educación y Ciencia, y Karl Theodor zu Guttenberg, ministro de Defensa (ambos por incluir en sus tesis doctorales textos de otros autores sin citarlos). A lo que se ve en Alemania se toman muy en serio la sinceridad de sus políticos respecto a los méritos y estudios que, en teoría, avalan su presencia en los cargos públicos. Sorprendentemente en España no ocurre lo mismo, sino que más bien parece que hagamos profesión de fe de los merecimientos que los políticos afirman tener y que, en el caso que tal información se descubra falaz, como mucho se ganarán una discreta admonición de sus congéneres de "oficio" atendiendo a la máxima bíblica de: "Quién esté libre de culpa que tire la primera piedra" (S. Juan 8,7). Muy excepcionalmente las trampas curriculares acabarán en dimisión. Sin ir más lejos, nuestro presidente de Gobierno, por ejemplo, lleva años siendo acusado por la prensa de haber plagiado su tesis y de hacerlo con un artificio que dejaría a los plagiarios alemanes con la boca abierta: parte de la tesis fue obra de un "negro" que a su vez plagió a otros autores. El presidente del PP también disfruta de un currículo "embellecido" (confusos posgrados en Harvard, Georgetown o Johns Hopkins) y de haber cursado un máster más propio (por su inverosimilitud) del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería en Escocia que de la Universidad Rey Juan Carlos. La esposa de Pedro Sánchez (sin titulación universitaria alguna) dirige un departamento de críptico nombre: Cátedra extraordinaria para la Transformación Social Competitiva de la UCM, amén de presidir el África Center ("una pieza de cambio que revelará África al mundo"). El que fuera director de la Guardia Civil, Luis Roldán, afirmaba ser ingeniero cuando en realidad no había terminado ni el Bachillerato (este tipo -antónimo de los valores de la Benemérita- acabó en la cárcel, pero no por mentir sino por malversación, cohecho, fraude fiscal y estafa). También presumía de Ingeniería Patxi López que si acaso pisó alguna vez la Escuela de Ingenieros fue para visitar su cafetería. El listado es profuso y abarca desde los que mienten descaradamente hasta los que afirman tener estudios de Derecho, Medicina, Antropología… una forma eufemística de ocultar su indigencia intelectual. Desde luego no se le puede negar a ninguno la calificación de Cum Laude en la exclusiva asignatura nacional de chanchullos y trapacerías.

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