Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Culos de hierro

Los botes de humo y las barricadas no pueden ocultar que el verdadero problema no es el convenio del metal

Años ha, los viejos sindicalistas solían recomendar a los más inexpertos en esas lides que a las reuniones con la patronal había que acudir bien descansado y comido porque, en situaciones extremas, buena parte del éxito de una negociación se basa en lo que ellos llamaban "culos de hierro". La táctica consiste en prolongar las conversaciones al máximo y en no levantarse de la silla hasta haber convencido a la otra parte, bien por agotamiento físico, bien por hambre, o por la dos cosas a la vez. En proporción directamente proporcional, quien más endurecido tenga el trasero para estar sentado y soportar tantas horas de discusión, más posibilidades de éxito tiene.

No parece que los participantes en la negociación del convenio del metal en la provincia de Cádiz hayan entrenado suficientemente sus glúteos. Después de tres rondas de contactos a instancias de la Junta de Andalucía, empresarios y sindicatos no se han puesto de acuerdo sobre el asunto, con unas consecuencias que todos hemos podido observar y muchos hasta sufrir en forma de atascos interminables. Ha sido esta una semana dura, llena de tensiones, que ha generado una amalgama de sensaciones ambivalentes. Podemos hacernos cargo tanto de las dificultades por las que han atravesado muchas empresas a lo largo de dos años de pandemia como de la necesidad de que los trabajadores cuenten con un buen marco laboral y salarial, pero también hemos sido testigos de la cerrazón de la patronal de las industrias auxiliares por negarse a negociar en condiciones la renovación del convenio -hasta que no ha olido el olor del caucho quemado- y la actitud desatada de un grupo asalvajado que se ha dedicado a quemar coches, tirar farolas, destrozar rotondas y dejar prácticamente aislados sin consideración a miles de vecinos, como los de La Línea. Así, no.

Los botes de humo y las barricadas no pueden ocultar que el verdadero problema no es la firma del convenio de metal, un asunto sobre el que -ojalá- más pronto que tarde habrá acuerdo, sino el futuro industrial de las bahías de Algeciras y Cádiz, dos polos industriales venidos a menos poco a poco como consecuencia de la deslocalización empresarial y de la obsolescencia de algunas instalaciones sin futuro en la nueva Europa. Hay que aprovechar los fondos Next Generation que la UE ha activado para sacar al continente de la depresión post-Covid, sobre la base de un modelo sostenible económica y ambientalmente. Más allá de acabar con la "mala imagen" que los últimos incidentes proyectan ante posibles inversores, como aludía días atrás el consejero Juan Bravo, el gran reto de la provincia de Cádiz es avanzar hacia ese nuevo modelo. Solo queda evolucionar.

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