Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Contaminación

La cumbre convocada esta semana por el alcalde ha dado resultados positivos más allá de lo esperable

Uno tiende a tomar sus precauciones ante las reuniones convocadas por los políticos, especialmente cuando se anuncian y bombo y platillo y cuando en torno a la mesa se sientan personas de distinto signo ideológico, dos factores que juegan a menudo en contra de la eficacia. En esta ocasión, además, la cita llegaba bastante tarde, cuando la presión social y mediática para que las administraciones hicieran algo respecto a los episodios de contaminación atmosférica en Algeciras era más que evidente. Sin embargo, la cumbre convocada por el alcalde esta semana ha dado resultados positivos más allá de lo esperable. En primer lugar porque al fin las administraciones se han atrevido a ofrecer una versión oficial y consensuada sobre el origen del problema, el suministro de combustible a los buques atracados en Isla Verde y las tareas de limpieza con hidrocarburos de maquinaria, y en segundo lugar porque se ha arrancado a las empresas responsables de dichas emisiones el compromiso de que a partir de ahora evitarán que vuelvan a extenderse sobre la ciudad más nubes pestilentes, con los problemas añadidos de garganta e irritación de ojos que sufrieron muchas personas el pasado mes de agosto. Que el puerto haya asumido, además, su responsabilidad para evaluar de manera continuada las medidas de control es una garantía añadida.

También hemos logrado, por fin, quebrar la tesis de que la contaminación no existe por el simple hecho de que las cabinas de medición de la Junta no recogen valores fuera de los límites legales. ¿Por qué nuestros responsables medioambientales no han tenido narices hasta ahora para oler lo que el resto del personal sí percibía? ¿El alud de llamadas realizadas al 112 no les daba qué pensar? Paradojas de la vida: en la nota de prensa emitida al final de la reunión consta que la Junta se insta a sí misma a instalar dos nuevas cabinas, una en la zona urbana y otra en la linde con el puerto.

Hay que concluir que Landaluce ha estado hábil. Y no solo porque los ecologistas hayan aplaudido su iniciativa y vean con optismo el acuerdo alcanzado entre las partes, sino también porque ha aprovechado las circunstancias para colar en el debate el problema de las obras de los colectores de la ciudad, cuyo periodo de ejecución va camino de aproximarse al de las pirámides de Egipto. Ante las quejas de los vecinos por los malos olores, el regidor ha pedido ayuda al Gobierno para que le eche un cable ante la falta de conducciones adecuadas en la red de saneamiento y, de paso, sacudirse la responsabilidad sobre los retrasos. Bien es cierto que se trata de un arma de doble filo: si logra que un ministerio amigo le confíe el dinero, además de ganar tiempo, se habrá apuntado un tanto a su favor, pero en caso contrario tan solo habrá sumado una asignatura pendiente.

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