Tierra de palabras

Conquistar la belleza

¿Sería capaz la belleza de llamar la atención en un contexto banal y en un momento inapropiado?

E STA semana analizamos un cuento del creador de Macondo, esa remota aldea "construida a orillas de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos". Novela creada de su vivo ingenio cuyo interés hoy en día no decae y a través de la cual va llevándonos de la mano por su realidad mágica, revelándonos los vericuetos de la condición humana a través de la imaginación.

En este caso, el escrito que nos acerca a su obra es un cuento que en el grupo de trabajo diseccionamos con la inestimable ayuda de nuestra experta facilitadora. Esta peculiar historia la tituló Muerte constante más allá del amor. García Márquez a través de situaciones apunta con recurrencia a la misma idea: una cosa es la apariencia y otra la realidad.

"Al senador Onésimo Sánchez le faltaban seis meses y once días para morirse cuando encontró a la mujer de su vida". Así arranca esta historia en la que la principal falsa apariencia es que el amor puede superar a la muerte. El senador se aferrará a una apasionada historia que no lo salvará de su destino. Y alrededor de esta protagonista apariencia se suceden otras secundarias que sostienen el cuerpo del cuento y lo encauza hasta su final: por la noche el pueblo es diferente a lo que transmite de día; su topónimo en sí es una burla; su discurso político es contrario a lo que realmente piensa; el escenario de cartón que tapa la realidad del poblado… ni la muerte lo salva en su afán por conquistar la belleza.

Por otro lado, saliéndome de la fabulación, oyendo la radio hace algunas mañanas recuerdan un antiguo estudio que se hizo en el metro de Washington donde un maestro del violín, Joshua Bell, aceptó la propuesta de actuar de incógnito como cualquier otro músico callejero. Tocó seis melodías de diversos compositores clásicos con un Stradivarius de 1713 valorado en 3,5 millones de dólares. Lo hizo durante 43 minutos recaudando en ese tiempo 32 dólares y 17 céntimos, muy lejos de los 100 dólares que los amantes de la música pagaron días antes en el Boston Symphony Hall, que registró un lleno completo. La pregunta que se lanzó fue: ¿Sería capaz la belleza de llamar la atención en un contexto banal y en un momento inapropiado?

No pasemos de largo; que no sea la proximidad de la muerte la que nos haga desear conquistar la belleza.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios