El alcalde de la villa llegó excitado a la reunión mañanera con sus concejales. Había encontrado la solución a la movilidad, en el mayor desnivel del pueblo. La idea la tomó de un hotel de Málaga en el que había un pequeño tobogán que iba desde el primer piso hasta la recepción. Se trataba pues, de unir la funcionalidad y hasta ¿por qué no?, el aspecto lúdico, construyendo un tobogán urbano que haría que la oposición mordiera el polvo en las próximas elecciones. El concejal de urbanismo que era muy viajado, lo que provocaba no pocas habladurías, comentó que había visto en la suiza Friburgo un ascensor cremallera panorámico que conectaba la parte alta y la baja de esa ciudad y añadió que otra solución era la de Vitoria, con escaleras mecánicas en las cuestas. Entonces el alcalde, se sacó de la manga el argumento definitivo: -Es que con 38 metros de tobogán, entraremos en el Guinness. Cartucho al cañón, aunque un profesor de física farfulló algo sobre las leyes de la gravedad y la aceleración, pero la verdad es que como de suyo era un poco peñazo, no le echaron cuenta. Por su parte el cura, al que le habían chivado el proyecto, pensó para sí que cuando el sol inclemente de agosto calentara la chapa del tobogán, los usuarios tendrían la ocasión de revivir el martirio de San Lorenzo en la parrilla, lo cual podría ser muy edificante.

El día de la inauguración del artilugio, para lo cual hubo que sortear hábilmente los reparos de la Junta Electoral, dio un paso al frente una concejala inflamada quizás, por el espíritu de luchadora feminista, del que hacía gala. El pueblo sabio, esperaba abajo, activando el modo "video" de la cámara de sus teléfonos. Nadie advirtió a la desdichada que había que tirarse sentada e ir frenando con los pies. Entonces hizo lo que había ensayado en el parque acuático y se tumbó. Sucedieron dos cosas memorables. Cuando viajaba a velocidad AVE, se le subió la falda y enseñó al respetable una luminosa ropa interior color fucsia, para alegría de los sátiros y rijosos del municipio. La otra fue la costalada que pegó, al salir despedida como un proyectil, arropada por las crueles carcajadas de los asistentes y el griterío de la chiquillería. Estuvo a punto de inaugurar el nuevo hospital, pero por la puerta de Urgencias. El video del suceso fue "trending topic" en redes y reproducido en todas las teles del mundo. Detrás de la gente, se pudo oír al encargado de la cartelería: -Menos mal que puse la dirección del Centro de Salud más próximo. El tobogán quedó fuera de servicio, mientras el alcalde, ¿cómo no?, echaba la culpa a los usuarios.

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