Andalucía le ha dado el triunfo a Soraya Sáenz de Santamaría en la primera vuelta de las primarias del PP. El 26% de sus apoyos fueron andaluces. Aquí sacó una ventaja de cuatro mil votos, aunque se redujeron a mil quinientos en el conjunto de España. Pero una coalición adversa puede impedir que sea presidenta, dado el escaso margen que la separa del segundo y el rechazo que provoca en el resto de contendientes. Toda la vida denostando los pactos de perdedores y ahora el PP tiene ese escenario en sus estatutos. La sorpresa de esta consulta ha sido Pablo Casado, que se ha impuesto sobre Dolores de Cospedal. Las bases conservadoras también han purgado a la candidata del aparato, como en las primarias socialistas castigaron a Susana Díaz.

Pasar del dedazo en la designación del jefe a la consulta a las bases tiene consecuencias. El PP está experimentando el cosquilleo en el estómago que produce esa montaña rusa. El juego entre tres, con algún espontáneo que añadió color a la contienda, ha provocado un resultado ajustado. En cabeza, SSS gracias al patrocinio entusiasta de los jefes andaluces del PP, el eterno Javier Arenas y el reciente Juanma Moreno, quien de ganar Santamaría se aseguraría un papel influyente en el futuro inmediato de su partido. (Una mejor salida nacional que el puesto de senador por Cantabria que le auguraba Susana Díaz el jueves en el Parlamento andaluz).

Ese juego entre tres hará perversa la votación de los compromisarios en el congreso dentro de dos semanas. Los dos triunviratos de la República de Roma acabaron en guerras civiles. La tercera en discordia y perdedora del jueves será quien decida el ganador final. Pero Cospedal detesta a Santamaría. Lo mismo le pasa a Margallo, un outsider que ha tenido buen perder y desenvoltura al reconocerlo: "Quiero dar las gracias a los militantes que me han votado [680], que han sido tan pocos que espero hacerlo personalmente". Un detalle de humor británico en medio de la tragedia griega. El ex ministro de Exteriores, amigo personal de Rajoy, tuvo alguna frase de aúpa durante la campaña, en la que definía con desdén al triunvirato de cabeza: "El partido morirá de inanición si opta por la continuidad que representan las dos viudas y el hijo adoptivo". Margallo odia a SSS y en su pequeño papel de linier, o árbitro auxiliar, ya ha dicho que sin la menor duda apoyará a Casado.

Santamaría ofreció el jueves a Casado que se integre en su lista. Dijo que ella había ganado en la mitad de las circunscripciones. Falso. Ha ganado en siete comunidades autónomas, Casado en otras siete y Cospedal en tres. Y quitando Andalucía, Casado ha conseguido 2.400 votos más. SSS le debe mucho a Moreno y a Arenas. Ahora la decisión está entre una tecnócrata de difícil definición ideológica y un clásico conservador de modernas maneras que parece un clon de Albert Rivera. Al final influirán mucho las filias, pero aún más las fobias.

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