EL Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha declarado ilegales varios artículos de la Ordenanza de Peatones y Ciclistas aprobada por el pleno del Ayuntamiento de Sevilla en septiembre de 2007 y en vigor desde mayo pasado. Dado que las políticas de movilidad y la implantación del carril-bici están siendo aplicadas o se proyectan en las capitales andaluzas, el dictamen del alto tribunal adquiere un significado especial y, de alguna manera, empieza a sentar doctrina para que las ordenanzas se atengan estrictamente a la ley en todas partes. El TSJA centra su rechazo en determinados artículos y previsiones de la ordenanza, sin que ponga en cuestión, porque no le corresponde, la decisión política de introducir en nuestras ciudades iniciativas similiares de revitalización de los cascos históricos y protección del uso de la bicileta como medio de transporte. Lo que se cuestiona, pues, es el apartado de la ordenanza municipal sevillana que trata de compatibilizar la utilización de la vía pública por parte de los ciclistas en las zonas pestonales, plazas y aceras. El Tribunal Superior es taxativo: los itinerarios ciclistas señalizados en zonas peatonales vulneran la Ley de Tráfico. La ley, en efecto, prohíbe de manera expresa la circulación de toda clase de vehículos, incluidas las bicicletas, en las zonas reservadas a los peatones. Las matizaciones introducidas por el Ayuntamiento de Sevilla sobre la velocidad reducida que deberían mantener los ciclistas y la distancia de seguridad con los viandantes en los espacios peatonales no son suficientes, a tenor de la sentencia, para cumplir la Ley de Tráfico en este punto concreto. De este modo, el TSJA no se opone, lógicamente, a la construcción de carriles bici en las ciudades, sino a la invasión por parte de las bicicletas de las zonas de exclusivo uso de los peatones. Es de esperar que todos los ayuntamientos que tienen en cartera o ya han puesto en práctica proyectos de peatonalización e iniciativas de fomento de la bicicleta como medio de transporte saludable, barato y rápido tengan en cuenta la sentencia comentada, para que no tengan que desandar el camino recorrido ni vean sus normas recurridas ante los tribunales. Sale ganando el peatón, sin que eso suponga ir en detrimento de los derechos de los ciclistas. Se trata de convivir en paz y concordia.

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