Se ha publicado en los medios de comunicación esta semana que el Gobierno ha creado una comisión con representantes de al menos seis ministerios para prepararse ante la futura reapertura de las fronteras de Ceuta y Melilla cerradas por Marruecos, en principio, por la pandemia, pero, como es bien conocido, como medida de presión en un contexto de política exterior agresiva para conseguir sus objetivos. La decisión parece lógica en cuanto que es necesario un enfoque global como política de Estado que trabaje multisectorialmente para buscar respuestas a la situación de las ciudades autónomas, apoyarlas solidariamente desde todas las instituciones públicas y reforzar su estabilidad y seguridad frente a la inestabilidad provocada por un tercer Estado. En esta comisión participan los departamentos de Presidencia, Política Territorial, Interior, Asuntos Exteriores, Hacienda, Sanidad y CNI y el objetivo es articular un sistema socioeconómico viable para ambas ciudades en un contexto internacional inestable y hostil. El enfoque global parece el acertado y, tal vez, el único aspecto negativo sea la tardanza en la puesta en marcha de esta comisión que probablemente debería estar funcionando desde el inicio de la crisis.

Ceuta y el Campo de Gibraltar comparten un espacio geoestratégico singular, el estrecho de Gibraltar, y comparten similitudes como territorios transfronterizos que se enfrentan a situaciones y problemas de política exterior complejos y que transcienden el marco regional. Por supuesto, las diferencias son importantes y cada uno de los territorios presenta unas especificidades y singularidades diferenciales. No obstante, en la orilla norte se echa de menos el enfoque global que se ha dado en Ceuta. Ante la crisis provocada por el Brexit y el cierre de la frontera con Marruecos no existe una respuesta coordinada de los ministerios implicados y con competencias en los complejos efectos sociales, económicos y políticos. Por una parte, el Ministerio de Exteriores conduce las negociaciones con el Reino Unido y la UE, por otra, existe un plan de seguridad desde el Ministerio de Interior. En relación con infraestructuras e inversiones, los planes (si existen) van por otros canales, y en relación con otras materias (educativas, sociales, desarrollo y planificación económica como alternativa a la dependencia de Gibraltar) no sabemos si quiera si existe algún tipo de planificación. Ha pasado demasiado tiempo desde el resultado del referéndum del Brexit como factor crítico de la una situación extraordinariamente compleja de un territorio transfronterizo y se ha unido el cierre de las rutas marítimas con Marruecos. Todavía estamos esperando un enfoque global de nuestras administraciones públicas para tratar de buscar una hoja de ruta que proporcione cierta esperanza a este territorio singular.

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