Recientemente, en los actos de conmemoración del 2 de mayo en Madrid, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, quiso hacer una especie de resumen histórico para alardear de los grandes logros que avalan a la gente de Madrid, como uno de los pilares patrios. Y es que cualquiera se ve capacitado para hablar de historia, aunque sea un pardillo.

Como es de suponer, el resultado fue nefasto. Entre otras cosas dijo: "Napoleón estuvo ciego cuando intentó invadir una nación con dos milenios de Historia: desde la romanización, la monarquía visigótica, la España perdida por la invasión musulmana, que nos hace perseverar durante casi ocho siglos para seguir siendo europeos, libres, occidentales; (…) la Unidad Nacional que logran los Reyes Católicos …"

España como nación, es decir, con unas leyes comunes, un sistema impositivo común, unos límites fijados, etc. apenas podemos vislumbrarla después de los Decretos de Nueva Planta de Felipe V, redactados, además, desde la idea de premiar a sus aliados (los castellanos) y de castigar a los territorios que habían apoyado a su contrincante en la Guerra de Sucesión (los aragoneses). Tres siglos, y mucho es.

Por otro lado, catalogar de "España perdida" al universo andalusí. Todos los logros en agricultura, ingeniería, medicina, cultura, etc. es cuando menos, de un desconocimiento absoluto de lo que significó Córdoba en el erial medieval europeo. Y dice que eso les hizo perseverar -¿a los madrileños?- para seguir siendo libres y europeos. Se refiere, como está claro, a ese enorme fiasco que nos coló el franquismo con la idea de Reconquista. Como si en algún momento el reino de León, por ejemplo, hubiera existido antes y recuperara sus territorios perdidos. Obviamente, las unidades políticas que fueron naciendo al norte de la frontera con Al-Ándalus no podían reconquistar nada, porque nada habían tenido previamente. Esta idea machacona de la Reconquista se entiende únicamente desde la perspectiva del nacional catolicismo porque sólo obedece a criterios religiosos.

Finalmente, la unidad de España de los Reyes Católicos es otra de esas fakes que nos han ido repitiendo para que sea la simple iteración la que escriba nuestro pasado. No se produjo esa mencionada unidad, sólo ocurrió que, después de muchas disputas familiares, una sola persona -Carlos I- heredó ambas coronas, al igual que también hizo lo propio con las posesiones de sus abuelos paternos. El resultado de la suma de todos esos territorios, que sólo compartían la misma cabeza coronada, desde luego no era en absoluto España.

Cuando ultranacionalismo y populismo se unen, la ciencia se echa a temblar.

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