Cemento

La sartén de Andalucía ya no está sólo en Écija. Ha llegado a muchas ciudades por esa idea equivocada de pavimentarlo todo

La naturaleza no es lisa, plana, uniforme, monocolor, tiene aristas. Su imperfección, pluralidad y variedad le dan belleza. La naturaleza no es minimalista, es barroca. Buscar el minimalismo en nuestros hogares y vivencias es un problema personal y pienso que antinatural.

Planificar las poblaciones con un ideario minimalista en la mayoría de los casos es por razones económicas, donde predomina la inauguración y el fácil mantenimiento. En las nuevas plazas, paseos, zonas de usos múltiples el elemento principal es el cemento y el acero. Se huye de las zonas ajardinadas y se contemplan los árboles como peligrosos enemigos del acerado y de la circulación. En las zonas donde existen árboles se realizan podas destructivas, incluso en agosto. Cuando las losetas se levantan por causa natural de las raíces se corta ese árbol. Seguramente había sido plantado antes que naciera el político que lo mandó talar, y no se vuelve a reponer por ningún otro. Curiosamente cuando el acerado o el pavimento se hunde por razones de un vehículo no se toma tan drásticas consecuencias.

En verano los medios de comunicación nos transmiten la preocupación por la subida de la temperatura y los incendios. Sin llamas convertimos nuestros espacios en un infierno de calor. La sartén de Andalucía ya no está únicamente en Écija, ha llegado a muchas de nuestras localidades por esa equivocada idea de pavimentar la mayoría de los espacios.

La zona donde jugaba en mi infancia era un terreno entre bloques, amplio, para poder incluso montar una hoguera de San Juan. Ahora es cemento y aparcamientos. El recreo donde cursé mis estudios de EGB tenía zona ajardinada, un huerto escolar y cuatro grandes campos de fútbol de albero. Ahora es una gran zona de cemento. Equivocadamente pensamos que la naturaleza es sucia. La hierba, las plantas se tienen que cuidar, mantener, pero no dan suciedad. Un árbol es un ser vivo, nace, crece y muere. Se tiene que elegir la especie apropiada para el lugar donde va a "crecer". No es más positivo elegir especies con un crecimiento más rápido. Como dice un pensamiento anónimo que corre por las redes: "Si los árboles nos dieran Wi-fi en vez de oxígeno y sombra, los plantaríamos a cientos". Son nuestros grandes reguladores ambientales. La cultura ecológica va creciendo en la población y el jueves escuchaba cómo unos vecinos del Junquillo se acordaban de la madre de un político cuando contemplaban que en pleno agosto desmochaban una jacaranda.

Con políticas cementeras las temperaturas seguirán subiendo en las ciudades y nosotros a hacer ricas a las compañías eléctricas usando aparatos de aire acondicionado de última generación y no arbolado centenario.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios