Tribuna de Opinión

Adrián Marina Bralo

Periodista

El Campo de Gibraltar, en vía muerta

En otros lugares de España sí han levantado sus voces reclamando un tren digno

Vías del tren, a su paso por San Roque.

Vías del tren, a su paso por San Roque. / Jorge del Águila

EN 1892 se inauguró la línea de ferrocarril de Algeciras a Bobadilla y, desde entonces, el Campo de Gibraltar ha vivido una gran metamorfosis que ha convertido a la comarca en lo que es hoy en día: un importante polo industrial, uno de los puertos más grandes de Europa y el hogar de más de 250 mil personas. Sin embargo, el tren no se ha beneficiado de ese crecimiento y, hoy en día, sufrimos un importante déficit de infraestructuras que lastra nuestro progreso y liquida nuestras expectativas de futuro.

Somos muchos los jóvenes que nos hemos visto obligados a irnos fuera para encontrar ese futuro y que, cuando intentamos volver a casa, nos encontramos con un continuo maltrato por parte de las empresas e instituciones involucradas en el mantenimiento de esta línea. Se trata de un tren en el que lo habitual es llegar al menos media hora tarde, que desde Bobadilla avanza a paso de tortuga y que apenas ofrece flexibilidad horaria, imposibilitando muchas veces disfrutar de un simple fin de semana con la familia –los viernes, el último tren sale de Madrid a las 15:00–.

Un autobús tarda desde Algeciras unas ocho horas en llegar a la capital, frente a las seis del tren –casi nunca llega en las cinco horas y media que prometen–. Para coger otro tren hay que desplazarse a Málaga o a la Bahía de Cádiz. Del aeropuerto de Gibraltar es mejor ni hablar: solo puedes despegar y aterrizar en él si tomas un vuelo con escala en el Reino Unido, ya que en 2011 España abandonó el acuerdo que desde 2006 permitía, entre otras cosas, el uso compartido de las instalaciones.

Las recientes inundaciones en la región de Antequera han sido un ejemplo del aislamiento que sufre el Campo de Gibraltar. Tras el cierre de la línea debido a los graves daños ocasionados por el agua, las alternativas de transporte han escaseado. Además, cuando no fallan las vías lo hacen las máquinas: los problemas con las locomotoras, especialmente este verano, han provocado numerosas incidencias e interrupciones en el servicio. Y a pesar de todo eso, este tren precario, anticuado y maltratado sigue siendo una de las principales vías de oxígeno de la comarca, ya que no ha dejado de ser la mejor opción de transporte con la que contamos.

El Corredor Mediterráneo, que tanto ha copado los discursos políticos, nos iba a llevar al siglo XXI con una línea de alta velocidad que nos comunicara con Europa. Finalmente, como todo lo que tiene que ver con el Campo de Gibraltar, ha quedado en nada. Hoy el proyecto es un parche sobre la infraestructura antigua que, aunque se está modernizando, no deja de ser la misma ruta serpenteante que se inauguró hace 126 años.

Hubo un tiempo no tan lejano en el que también nos abordaron con historias sobre el Corredor de la Costa del Sol. Actualmente, la línea de pasajeros que Renfe opera entre Málaga y Fuengirola es de las más rentables del país y se habló de llevarla hasta Marbella, Estepona e incluso Algeciras, ofreciendo servicio a más de un millón de personas. Pero no se trata de un proyecto nuevo: ya a finales del siglo XIX –sí, XIX– se hablaba de comunicar Cádiz y su bahía con Málaga mediante un ferrocarril por la costa, conectando también localidades como Tarifa y Vejer de la Frontera.Esta situación es aún más surrealista si hablamos del tráfico de mercancías, ya que el abandono continuado de la comarca por parte de las administraciones también pone en peligro una de nuestras espinas dorsales, el puerto de Algeciras. A pesar de ser el más grande de España y de todo el Mediterráneo, además del sexto de Europa, la cifra de contenedores que salen o llegan a él por ferrocarril es irrisoria, lastrando su competitividad.

En otros lugares de España han levantado sus voces reclamando un tren digno, como en Extremadura, donde han atraído la atención de los principales medios de comunicación nacionales. También lo hicieron los habitantes de Murcia, que ocuparon las vías hasta conseguir que el Gobierno soterrara las vías que dividían la ciudad en dos. ¿Cuándo vamos a seguir su ejemplo? ¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo esta situación? Conseguir que el Campo de Gibraltar deje de estar en el vagón de cola está en nuestras manos.

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