Ha concluido un verano en el que han vuelto a resonar con la constancia de los deseados ecos unos sonoros versos de Miguel Hernández: "Tu puerta no tiene casa/ ni calle: tiene un camino/ por donde la tarde pasa/ como un agua sin destino". Con honda inspiración en la lírica popular, el poeta de Orihuela escribió este texto en la cárcel, cuando vivía con estoica entereza las consecuencias trágicas que supuso el fin de la Guerra Civil. Separado de su mujer, Josefina Manresa, expresó su imposibilidad de acudir a verla con dos octosílabos de lo más significativos: "Hierbas en tu puerta crecen/ de ser tan poco pisadas". Aquí se inserta en la tradición de las coplas flamencas, donde el crecimiento de la hierba ha sido metáfora de la ausencia de pasos en tradicionales lugares de tránsito.

Ha concluido también un verano donde muchos senderos que atraviesan el atlas de nuestro entorno se han visto cubiertos de hierba y maleza a pesar de cíclicas sequías y grisácea calor. Salvo algunos sobradamente recorridos, la fastuosa geografía de nuestros alrededores no ha sido muy transitada. Las faldas de las Esclarecidas y el Algarrobo, los umbríos parajes de las Corzas, los tajos, canutos y cobujones se han visto poblados por un sotobosque de lo más tupido que ha invadido veredas y senderos: tojos y aulagas, zarzas y helechales han formado tupidas frondas donde la ausencia de pisadas ha convertido en dificultosa la travesía de los escasos caminantes que hemos seguido surcando un territorio natural que posee la venerable dignidad de los espacios apenas hollados.

Pero también ha concluido un verano en el que las carreteras y autovías de la zona han conocido reiterados atascos de impacientes neumáticos y malhumorados tubos de escape. Las salidas de la ciudad y la única vía que circunvala la bahía se ha visto poblada de conductores cansados de protagonizar escenas de tráfico a cámara lenta y temidas retenciones. Vivimos en un lugar donde los desplazamientos a polígonos, industrias y apartados comercios se hacen tan necesarios como el vivir día a día. La consejera de Fomento ha anunciado que el Gobierno autonómico espera aprobar el Plan de Transporte Metropolitano del Campo de Gibraltar antes de que acabe el año. Ojalá en él se incluya una necesaria red de comunicaciones que con trenes de cercanías o tranvías pongan en conexión todos los núcleos que se articulan entre Algeciras y La Línea. Con ellos se favorecerá una comunicación rápida, directa y con buenos horarios que disuada a muchos de utilizar vehículos privados. Con ello se lograría un aconsejable cambio en nuestras costumbres: el transporte público eficaz no solo es más sostenible y a la larga provechoso, sino la mejor forma de descongestionar complejas salidas y onerosas autovías. Durante este verano ha habido muchos desplazamientos diarios, quizás demasiados, y sobre un asfalto tan difícil de transitar nunca puede crecer la hierba.

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