¿Cambio sociológico?

A Juan Espadas, que es un buen candidato, le ha tocado competir al servicio del peor líder posible, Pedro Sánchez

Los gurús y los politólogos se preguntan si la más que probable victoria del PP en las autonómicas supone un cambio sociológico en Andalucía. Supongo que el debate va para largo, pero habría que tener algunas cosas claras. Si gana el PP de forma abrumadora, como auguran las encuestas, no será por culpa de Juan Espadas, que parece una persona sensata y dialogante que está a años luz de esas manadas de zombis fanatizados -"republicano, feminista, vegano, ateo, animalista, socialista"- que hoy en día constituyen una gran parte de la base electoral del PSOE. A Espadas, que es un buen candidato, le ha tocado competir al servicio del peor líder posible, ese Pedro Sánchez enrocado en la mentira y en el propósito indisimulado de destruir a su favor las instituciones que deberían ser neutrales. Es como si Espadas fuera Messi teniendo que jugar al fútbol en un equipo entrenado por Mourinho (o peor aún, por aquel Helenio Herrera que jugaba con diez defensas y un portero). En fin, que si Espadas fracasa no será por culpa suya ni de su personalidad política, sino del partido de zombis en el que milita.

Las causas de la derrota de la izquierda, si se produce, habría que buscarlas en otras razones. No sé si alguien se ha atrevido a examinar los índices de población inmigrante que aparecen censados en las poblaciones del interior de Andalucía (los datos se encuentran en la web epdata. Población de España hoy). En algunas poblaciones pequeñas hay un 10% de población inmigrante (en otras llega hasta el 20%). Y esta es la población censada, porque también hay que contar con la ilegal. Hay gente que prefiere cerrar los ojos ante esta realidad -no vaya a ser que la llamen racista-, pero estos datos explican muchas cosas. Estoy convencido de que Andalucía no es racista -en absoluto-, pero es evidente que si hay 3.000 o 4.000 extranjeros -sobre todo magrebíes y africanos- en una población de 30.000 o 40.000 habitantes, la gente se siente cuando menos intranquila. Hay un modo de vida que parece amenazado. No digo que lo esté, sino que la gente lo ve con cierta alarma y cierta prevención, ya que en los pueblos estos cambios se notan muchísimo. Y mucha gente que antes votaba a la izquierda en estas poblaciones, ahora está trasladando su voto a Vox.

Quizá este sea el cambio sociológico que explica muchas cosas.

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