La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Caballé, servidora del compositor

"Componer es el verdadero arte. El compositor, no yo. Lo único que hago es servirlo lo mejor que puedo"

Veo el sábado por la noche en La 2 el documental sobre Montserrat Caballé en su día emitido dentro de la estupenda serie Imprescindibles (dada la importancia histórica de la cantante lo debía haber emitido la primera cadena, pero tenían una cita con otro catalán: Junqueras). En el documental me ponen los pelos de punta y la carne de gallina sus pianísimos (constato una vez más que la música debe verse además de oírse) y, entre otras, su interpretación de Norma en el Festival de Orange de 1974, luchando contra la dificultad vocal de la obra y contra un furioso mistral que estuvo a punto de obligar a la cancelación de la representación. Todos los grandes artistas se crecen con los desafíos y la Caballé, cantando mientras avanzaba hacia el proscenio con las vestiduras al viento como una Victoria de Samotracia, alcanzó aquella noche una de sus cumbres. Afortunadamente fue grabada por la RTF y se puede adquirir en DVD. En un momento del documental dice la grandísima soprano: "Componer es el verdadero arte. El compositor, no yo. Lo único que hago es servirlo lo mejor que puedo, y esto hay mucha gente que lo olvida cuando canta las obras. Somos servidores del compositor".

Si esto lo dice alguien tan grande -que crea al interpretar- imagínense la modestia que debe exigirse a quienes, escalones más abajo, nos dedicamos a la historia, la crítica, la enseñanza o la divulgación de lo que los creadores han hecho. Somos sus servidores críticos y no serviles -hay muchas maneras de servir- historiándolos, interpretándolos, estudiándolos, criticándolos y difundiéndolos. También, en ocasiones, denunciando las imposturas. Pero siempre con la modestia de quien sabe que sirve algo más grande que él como intermediario entre la obra y el público; con el agradecimiento de quien retribuye una deuda contraída con el autor por el placer, la emoción y el conocimiento que su obra nos ha procurado; y con la voluntad de darla a conocer para que otros la disfruten. Para eso Pau Casals -otro gran catalán: bueno es recordarlo cuando tantos pretenden hacer a Cataluña más chiquita y cateta- fundó la Asociación Obrera de Conciertos. A esto dedicó su vida Montserrat Caballé, una de las más grandes cantantes de la historia de la ópera que jamás quiso ponerse por encima de los compositores que interpretaba con respeto, admiración y agradecimiento. Los mismos sentimientos con que la despedimos.

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