Tierra de palabras

Bonito

Ahora ya sabes por qué dejaste huella en mi vida, Pau Donés. Tu sencillez fue el gozo

Querido amigo: Soy una de las muchísimas personas a las que tu música dejó huella y ahora que te has ido se siente un poco huérfana. No puedo decir que fui una fiel seguidora, que acudí a alguno de tus conciertos o que tengo en mi casa tu discografía completa; pero incluso otros cantantes de los que fui seguidora, fui a sus conciertos y tuve alguna de su discografía no marcó tanto circunstancias puntuales de mi vida como tus canciones lo han hecho.

Sin duda alguna, el mejor baile de mi vida agarrada a otro cuerpo lo hice con una de tus canciones. Era tarde noche, algunas parejas juntas en casa con el chispeo de la larga sobremesa decidimos, a modo de juego, bailar cada uno una canción con nuestras parejas elegidas por los otros. Hablo de hace muchos años y aunque era menos la edad que teníamos ya éramos lo suficientemente adultos como para hacer ese tipo de jueguecitos. Pero así surgió y así lo hicimos. Y con el efervescente estado de las copas, unos más lanzados que otros a la pista de baile, todos terminamos agarrados. A nosotros nos tocó El lado oscuro. Te puedo asegurar que en ese momento se paró el mundo y en el baile nos hicimos uno y cada uno supo de la letra cuál era el mensaje. Y mientras que nos dejábamos llevar, oía el susurro de mi partenaire acompañando tu voz en mi oído: "No me sonrojo si te digo que te quiero…" Puede haber pasado casi quince años de aquello y no lo he olvidado. Gracias.

Recuerdo otro día en el mismo escenario un amigo que sufría en silencio. Sentado en el sofá junto a la chimenea mostraba el deterioro emocional que la situación vivida le había producido. Un ser amoroso pero hermético. Sin dudarlo, le puse tu canción Grita y esta vez fui yo la que te acompañaba cantándole delante suya tu letra. Rompió a llorar y no paraba. Desde entonces esa siempre fue nuestra canción protesta. Gracias.

Pau Donés, en el vídeo de tu último trabajo en esa terraza junto a la banda, celebrando la vida, más cerca del cielo que de la tierra dando las gracias, el corazón me dio un vuelco porque tu estampa de Quijote la había visto antes en otro ser, como tú, osado, que también anduvo robándole minutos a la muerte.

Ahora ya sabes por qué dejaste huella. Tu sencillez fue el gozo.

Bonito, tú sí me pareces bonito.

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