Bocadillos, la comida de moda

El Ayuntamiento de San Fernando ya tiene que ir pensando en hacer un homenaje al bocadillo isleño

Los bocadillos están de moda. Por las redes, que son como los patios de las casas de vecinos del siglo XXI, corren miles de fotos con cosas metias en pan, preferentemente con un toque guarrindongo, con alguna salsa que se derrame y te llegue hasta el codo.

Esta semana ha salido, con gran éxito de crítica y público, un libro que habla sobre los 50 bocadillos más famosos de España. La publicación se llama Bocatas, arte entre dos panes y entre los 50 seleccionados hay dos de la provincia de Cádiz y, más concretamente de San Fernando, que es la ciudad de la provincia donde se venera más esta forma de comer, quizás por su relación con "los quintos", los soldaos que hacían allí la mili y que calmaban el hambre con manoletes rellenos de fiambres, que engollipaban mucho y salían baratos.

En el libro se habla de dos célebres bocadillos de San Fernando. Uno de ellos es el "pollazo" un singular entrepanes que ha hecho famoso el bar Sancho Panza, un establecimiento que precisamente surgió para atender a esos soldados con hambre "guerrera". El bocadillo no tiene desperdicio. Mide más de 40 centimetros de largo y dentro, además del pollo empanao que le da nombre, lleva magreta, huevo frito, salsa y hasta las papas fritas, que tambén van dentro del bocadillo.

Pero también se habla en esta publicación de otro singular bocadillo de San Fernando, con un nombre a la vez poético y cofrade: La reverencia. Leí la historia de este montadito, que es la versión en tapa del bocadillo, en el libro La Historia pequeña de la Isla del escritor Julio Molina. Hablaba de que el bocadillo, que llevaba carne mechá, aceite y tomate, lo hizo famoso un bar llamado Los Dardanelos. Incluso por algún tiempo lo recuperó el bar El Rincón de Santi. Se llamaba así porque la gente al comérselo, para evitar un lamparón en el yercisito recién puesto, se inclinaba hacia delante como haciendo una reverencia, en una historia muy parecida al dobladillo de la Punta San Felipe de Cádiz, del que no se habla en el libro, al igual que ocurre con el "Africano" del bar Francis de La Línea, otro monumento bocadillitas gaditano.

El Ayuntamiento de San Fernando ya tiene que ir pensando en hacer un homenaje al bocadillo isleño. Urge que una rotonda de San Fernando luzca un gran bocadillo en el centro. Se podría llamar rotonda del pollazo…la cantidad de "lais" que podrían generarse en el instagrán ese.

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