Tierra de palabras

Bienvenido septiembre

Ya no somos como éramos en el del año pasado. Esta pandemia ha puesto el mundo patas arriba

Bienvenido septiembre con todas sus incertidumbres y aprendizajes, con todos sus temores. Un mes abierto a nuevas reflexiones, experiencias, retos… un hueco en blanco del calendario por escribir.

Este septiembre no hablamos de libros y material escolar, ahora son los geles hidroalcohólicos y las distancias. Los niños aprenden muy rápido las nuevas pautas y cuando tosen o estornudan refugian su boca en el brazo como a todos nos han enseñado y seguro que somos menos los adultos que lo hacemos. Cuando camino por las mañanas por un carril poco transitado, al contrario que la admiración que los niños me producen con su adaptación a las nuevas circunstancias, veo la insensatez del adulto que deja sus mascarillas tirada en mitad del campo, al igual que las latas, los envases de comidas basura, los escombros de su casa…

Bienvenido septiembre y el nuevo curso cargado de informaciones contradictorias, de una amplitud de posibilidades de estudios en distintas ramas sobre el confinamiento y la pandemia. Un septiembre en el que ya no somos como éramos el septiembre pasado. Aprendimos a vivir recluidos, a estar solos, a hacer la compra una vez a la semana, a descubrir que no somos tan invulnerables como nos creíamos al conferirles a la ciencia, a las tecnologías y a la medicina tanto poder; comentario que hace la filósofa francesa Claire Marin que ha dedicado parte de su carrera a reflexionar sobre las enfermedades que ponen a prueba nuestro modo de vida. Y esta pandemia vino a poner el mundo patas arriba.

Cuando le preguntan sobre las reacciones de los que se niegan a ponerse la mascarilla, ella contesta: "No hemos tomado conciencia de lo que es el cuerpo social, eso es un paradigma que hemos perdido. Creo que es algo muy ligado a la lógica individualista del capitalismo. No quiero caer en caricaturas, pero hemos tenido esa especie de elogio del individuo que decide por sí mismo y que finalmente tiene poca conciencia de las implicaciones de sus acciones o de su coste humano. Salvo en el deporte, no se habla ya de lo colectivo, no es una prioridad". Esta crisis les servirá a muchos para plantearse decisiones personales nuevas, pero mientras tanto no nos queda otra que aprender a ser un solidario colectivo para así poder mirar por uno mismo y también por los demás. No quisiera terminar sin recordar que, aunque todo dé la sensación de que se tambalea, existe otro mundo interior que puede permanecer en calma y sostenerte.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios