A finales de los 50, dos jóvenes estudiantes del Queen College de Nueva York compartían la afición por la música. Neil y Carole que así se llamaban ya habían hecho sus pinitos como cantantes y compositores en bandas juveniles. Como una broma, Neil compuso una canción para su amiga a la que llamó Oh! Carol. Seguro que la recuerdan, un éxito grandioso, que versionado en español por el Dúo Dinámico fue algo así como el icono musical de la época. El apellido de Neil era Sedaka y el de Carole, la chica de la canción, Klein, que luego transformo al hacerse profesional en King. Posteriormente Carole le devolvió la broma, componiendo una canción a la que llamó Oh! Neil. En el patio del College coincidieron ambos, con otro chaval que hacia buena música, su nombre Paul Simon. Lo recordarán también por las canciones inolvidables que compuso junto a su amigo Art Garfunkel.

Carole se casó con el letrista Gerry Goffin y se dedicaron a producir canciones para otros artistas. Obtuvieron varios éxitos notables, pero una crisis acabó con el matrimonio y ella se fue a trabajar a Los Ángeles, donde se cocinaba toda una revolución musical. De la mano de James Taylor y Joni Mitchell su obra dio un nuevo giro y empezó a interpretar sus canciones acompañándose del piano que manejaba con maestría desde su infancia. El éxito le llegó cuando compuso el álbum Tapestry que es el tercer disco mas vendido del siglo veinte. Actuó en su Nueva York y, por primera vez, cien mil personas se reunieron en Central Park para escuchar a una cantante. Si todos tenemos una banda sonora de nuestra vida con música que nos hizo emocionarnos y soñar, las canciones de Carole King ocupan un puesto de honor dentro de ella.

Acabo de ver en el Aldwych Theatre de Londres, el musical Beautiful que gira en torno a la vida y música de Carole King. La nostalgia empapaba las viejas alfombras del patio de butacas. Disfruté con la cantante que la interpreta. Tiene un registro de voz superior al de Carole, pero es imposible imitar su desgarro, cantando. Coreografía y bailarines de lujo y una puesta en escena espectacular. Hace un par de años Carole y James Taylor grabaron un disco con sus viejas canciones, en directo. Un verdadero lujo para los oídos. Todos envejecemos, pero sus voces no parecen hacerlo.

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