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Antonio méndez pilar cernuda

Autocrisis¿Cómo se come esto?

Juan Marín quiere ganar las primarias de Ciudadanos el próximo año y repetir como candidato de la JuntaSánchez se ha marcado como prioridad la aprobación de sus propios Presupuestos, pero la cosa no se se presenta fácil

Debe pensar Juan Marín que los periodistas andaluces son una especie rara. Año y medio de nueva Junta, en pleno verano, época tan propicia para fichajes, y nadie pone en circulación que hay que renovar el Gobierno andaluz, que ya está muy visto. Así que, ante tanta indolencia mediática, decidió provocar él mismo la crisis. O la remodelación, o el refuerzo, o los retoques. Que pasan y pasan días, se diluyen expectativas y, al final, igual las renovaciones se arreglan con teletrabajo. Porque la necesidad de cambios sólo anidaba en la cabeza del interesado. Y ahora su socio, el PP, no le puede dejar en evidencia.

Así que los informadores han tenido que rastrear disfunciones entre consejerías y departamentos, porque una crisis sin especulaciones no es propia ni en una comunidad de vecinos. Inés Arrimadas, como su predecesor, Albert Rivera, no comulga con baronías territoriales. Necesita imprimir su sello como líder y darle otro golpe de timón al partido. Ahora para intentar centrarlo. Una estrategia en la que el vicepresidente de la Junta no se ha mostrado especialmente colaborativo. En muchas de sus declaraciones públicas ha adelantado por la derecha al mismísimo factótum de Presidencia, Elías Bendodo. El PP sabe, de su experiencia en otras coaliciones en España, que la dirección nacional de Ciudadanos es la que designa a los consejeros autonómicos. Y en Andalucía también pretende el control sobre los altos cargos. El partido es así de centralista. Marín inició sus maniobras para hacer arreglos en su orquesta sin previa consulta a Madrid. Así que los músicos que tocarán la partitura son una incógnita.

El líder naranja andaluz quiere ganar el próximo año las primarias y repetir como candidato en las autonómicas de 2022. Orgánicamente no controla a su formación y lo acaba de ver. El grupo de acólitos que se trajo de Sanlúcar, "el clan de la manzanilla", según maldad acuñada por un concejal de Ciudadanos en Jaén, como recordó en su día Pedro Ingelmo, es insuficiente. Sus detractores incluso atribuyen al efecto Rivera los 21 diputados que consiguió en 2018.

La tentación de sustituir consejeros o nombrar cargos afines en los segundos niveles, para ampliar su poder, es evidente. Rocío Blanco y Rogelio Velasco, de Empleo y Economía, son consejeros independientes. Rocío Ruiz, de Igualdad, sólo responde ante Madrid, que fue quien la designó. El de Educación, Javier Imbroda, sí es próximo. Pero ahora mismo es el gran discutido. Sobre él recae la organización del curso escolar más complicado. Y hay serias dudas sobre su capacidad para afrontar la gestión .

PARAque llegue el dinero de la UE el Gobierno tiene que enviar a Bruselas un documento en el que se recoja el programa que detalle a dónde va a destinar las ayudas. Ese programa va a ser escudriñado, más que estudiado, por los expertos europeos, que pueden exigir modificaciones si no les convence el contenido.

Para que ese proyecto tenga sentido, es necesario que Pedro Sánchez deje de depender del presupuesto elaborado hace años por Cristóbal Montoro y presente unos Presupuestos Generales del Estado preparados por su equipo, PGE que tienen que ser aprobados por el Parlamento antes del 31 de diciembre. Los nuevos PGE recogerán los puntos que pactaron Sánchez e Iglesias cuando acordaron la coalición, que hasta ahora no se han podido aplicar tal como quería el líder de Podemos porque obligaba a disponer de partidas que no figuraban en los Presupuestos elaborados por Montoro. Es la razón de que Sánchez se haya marcado como prioridad la aprobación de sus propios Presupuestos, y la cosa no se presenta fácil.

ERC no quiere apoyarlos si previamente Sánchez no acepta condiciones económicas que abundarían en las ansias independentistas de Cataluña. Bildu, lo mismo. El PNV suele ser más racional y pone el acento en el dinero contante y sonante y suaviza las cuestiones relacionadas con el autogobierno; Ciudadanos ya ha dicho que está dispuesto a apoyar los PGE porque son fundamentales para España, pero quiere negociar previamente algunos puntos. Pero … pero sale Pablo Iglesias diciendo que de ninguna manera Podemos va a aceptar unos Presupuestos avalados por Cs, que los Presupuestos de este Gobierno de coalición son "incompatibles" con un partido "que gobierna con la ultraderecha". Así que a ver qué pasa, cómo se come esto, porque el PP no tiene ninguna gana de abstenerse, y el apoyo ni se lo plantea.

A Iglesias le ha salido una compañera respondona: la ministra Montero, titular de Hacienda, ha declarado que no descarta que los nuevos PGE puedan tener el apoyo de Podemos y de Ciudadanos, así que en esas estamos. Iglesias una vez más enseña la patita por debajo de la puerta, aunque finalmente suele meterla para adentro en cuanto Sánchez le quita la razón, pero … algún día quizá se canse del papelón que está haciendo. No se le echa del Gobierno ni con aguarrás, pero su partido va en picado y no es descartable que en un momento dado pegue un puñetazo en la mesa y se largue. No de buena gana, pero por miedo a que en las próximas elecciones Podemos se convierta en partido extraparlamentario. Como en Galicia.

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