Cuarto de Muestras

Arrepentimientos

Detrás de las tachaduras, enmiendas y rectificaciones de todo artista está su evolución porque corregir es avanzar

El arrepentimiento es una medicina para el alma en palabras de Cervantes. Arrepentirse es el primer paso para poder cambiar y no reincidir en el error, para rectificar que dicen que es cosa de sabios. De eso saben mucho los grandes pintores. Velázquez con sus "pentimentos" nos enseña sus propias rectificaciones pictóricas, la memoria de la concepción del cuadro, su afán perfeccionista. Conocerlos hace admirar aún más su obra pues lo engrandecen volviéndolo más misterioso e interesante. Es como descubrir el pensamiento a través de sus pinceladas prodigiosas. Detrás de las tachaduras, enmiendas y rectificaciones de todo artista está su propia evolución porque corregir es avanzar. También demuestra la conciencia de nimiedad de cualquier hombre ante el arte, ante la vida.

Sin embargo, arrepentirse parece estar mal considerado en la actualidad. Causa perplejidad la respuesta dada en entrevistas por personajes relevantes de cualquier índole, a los que se les suele preguntar de forma recurrente si se arrepienten de algo. La mayoría responden que no, que no cambiarían ni una coma de su vida. No sé si se mienten a sí mismos o son tercos, pero cuesta creer que a lo largo de una vida que además ha cobrado relevancia pública no haya habido nada que mejorar, nada que haber evitado.

Yo me arrepiento a todas horas de cosas que he hecho y de las que he dejado de hacer. Estos mismos artículos son fruto de arrepentimientos. La semana pasada iba a escribir sobre los paisajes, los urbanos y los naturales, los interiores y los del cuerpo humano, los intactos y los ruinosos, los infinitos y los invisibles. La mente se fue a otra parte, el artículo perdió su poesía y cayó en el derrotero de la protección y defensa del propio paisaje. Pues así, con casi todo.

Cuento todo esto porque recientemente, en una reunión, el hijo de un magistrado que condenó a nuestro paisano Pacheco por decir que la justicia es un cachondeo, me contaba que su padre confesaba que de lo único que se arrepentía era de haber condenado a Pacheco por esta frase. Que se arrepienta dice mucho de él mismo y sobre todo de la justicia actual a la que desde el poder político se la rectifica concediendo indultos sin arrepentimientos y que suponen un agravio comparativo para los pobres mortales sin padrinos. Tengo muchas ganas de conocer a este magistrado. Espero no arrepentirme.

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