Los árboles constituyen los organismos vivos más altos, más imponentes y de más larga vida que jamás habitaron la tierra. Poseen un récord espectacular de supervivencia con más de 400 millones de años de evolución. A través de la fotosíntesis los árboles producen oxígeno y absorben CO2. Además, son fuentes de alimentación para personas y animales, lugar de nidificación y refugio para multitud de aves, proporcionan madera, protegen del sol, refrescan el ambiente, etc

La Consejería de Medio Ambiente publicó en el 2003 varios tomos sobre "Árboles y arboledas singulares de Andalucía". En el que trata sobre la provincia de Cádiz aparecen 29 árboles y 10 arboledas del Campo de Gibraltar, de un total de 78 conjuntamente en toda la provincia. O sea, el 37% de este patrimonio natural, es de nuestra comarca.

Esta arboleda singular se selecciona por su forma poco habitual, avanzada edad, dimensiones excepcionales, alto valor paisajístico, su rareza, etc. Representan, básicamente, el Bosque Mediterráneo, de escasa presencia a nivel mundial, alta diversidad biológica y elevada heterogeneidad de usos tradicionales: alcornoques, acebuches, agracejos, enebros, fresno, laurel, lentisco, quejigo e incluso un ombú en Baelo Claudia, este último ya, lamentablemente, desaparecido. Estos árboles de especial singularidad se pueden considerar auténticos mitos vivientes, testigos de la historia de nuestra tierra. Un propietario de una finca de la zona me contaba, que todos los años los visitaba un presidente de uno de los bancos más importantes a nivel mundial, y que lo primero que hacía era abrazarse a un viejo acebuche que había frente a la casa y permanecía un rato como en "contemplación". Sensibilidades…

También en las zonas urbanas podemos disfrutar de algunos enclaves con alta diversidad de especies arbóreas. Sobre todo en jardines de antiguas mansiones inglesas, como el de la casa Smith, actual sede de Mancomunidad, en cuyo Parque de las Acacias llegaron a existir al menos 115 especies distintas de árboles, como detalló Antonio Rizquez en su magnífico artículo para la revista Almoraima nº 15. También las mansiones de Guadacorte y Montelatorre, tiene arboledas espectaculares y de especies muy diversas de todo el mundo. Recuerdo como muy llamativo el pequeño jardín de la botánica Betty Allen en su chalet de Los Barrios. En un espacio muy pequeño, existía una diversidad extraordinaria de especies, propio de la costumbre inglesa de importar plantas de todo el mundo.

Bueno sería que reconociéramos en cada árbol el valor que verdaderamente posee. Nuestro Antonio Machado lo supo ver y le dedicó no pocos versos:

Sí, buen árbol; ya he visto como truecas el fango en flor, y sé lo que me dices; ya sé que con tus propias hojas secas se han nutrido de nuevo tus raíces.

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