Es relativamente frecuente encontrar dos tipos de análisis sobre relaciones internacionales a final de cada año. Uno en relación a los principales hechos acaecidos en el año que termina, y otro sobre previsiones futuras en el nuevo año. En realidad, la historia nos marca una terca línea evolutiva sin que los cambios de año supongan elementos de discontinuidad. Por ello, si intentamos hacer un ejercicio de reflexión sobre la evolución de las relaciones internacionales en 2022, necesariamente tenemos que mirar atrás. En mi opinión, estas son las cuatro principales tendencias en 2022:

1.- Consolidación de las autocracias e imposición global de sus intereses. Sin ninguna duda, el nuevo año verá consolidar y reforzar el poder de los principales regímenes autocráticos, especialmente China, que está culminando la sistemática destrucción de toda forma de oposición política en el interior con un modelo de éxito en su expansión exterior en la defensa y proyección de sus intereses. Con cada vez mayor potencia militar y a la cabeza de los desarrollos tecnológicos, no solo consolidará su poder, sino que proyectará su modelo como referencia sobre todo el planeta. Otros regímenes totalitarios, como Rusia, seguirán el patrón de incremento de la represión interna y proyección de la fuerza como vector de gestión de sus intereses internacionales.

2.- Debilitamiento de los modelos democráticos. Los regímenes liberales aparentemente ganadores del final de la guerra fría sufrirán un fuerte proceso de presión sobre sus esquemas políticos. Estados Unidos no ha terminado de superar la lacra del trumpismo populista con una presidencia Biden mucho más débil de lo esperado y se enfrenta a un proceso continuo de erosión de los valores democráticos que previsiblemente culminará en las elecciones de noviembre. Su bloqueo político interno incide en la pérdida de credibilidad en su política exterior. Por otra parte, la UE ve multiplicar las amenazas en todas sus fronteras exteriores y en su interior. El crecimiento del populismo identitario pone en cuestión el mantenimiento de los valores europeos y su papel en el mundo, cada vez más irrelevante. El desafío especialmente desde Polonia y Hungría tensará la cuerda generando una peligrosa tendencia.

3.- El fracaso de los marcos multilaterales. El modelo de gobernanza internacional que intentó cohesionarse después de la Segunda Guerra Mundial basado en el multilateralismo está severamente dañado y son los intereses soberanos de las potencias más fuertes (especialmente China) las que marcan las negociaciones internacionales en todos los ámbitos.

4.- Crisis climática y de modelo de desarrollo. Los efectos del cambio climático serán cada vez más severos y frecuentes y mostrará la necesidad de adaptación de los modelos económicos. Quien encuentre el camino antes, marcará la dirección en el futuro. Por ahora, todas las orientaciones están escritas en chino.

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