Amazon

La tienda 'on line' que fundó Jeff Bezós en 1994 tiene que reciclarse o morirá definitivamente

Amazon ya no me hace tanta gracia. La tienda que fundó Jeff Bezós en 1994 creo que tiene que reciclarse o morirá. Eso cuando los más de 30 millones de clientes pensemos lo mismo: que es una tienda de chinos. Su fundador, Jeff Bezós, puede estar orgulloso de haber creado la tienda on line más grande del mundo, pero por la calidad de los productos que envían hace dudar de que su actual gestión sea admirable. Sus inversores serán millonarios, pero el cliente, como aquellos, "no es tonto". Hubo un tiempo, no hace muchos años -unos cinco o seis-, en los que comprar desde tu ordenador cualquier cosas imaginable resultaba tan curioso como fascinante. Te sentabas frente al ordenador y podías clicar un producto que te llegaría a casa en menos de dos días. En Estados Unidos los supermercados, con el mismo sistema, te presentaban la compra en la puerta de tu casa. Algo sumamente cómodo ya que te evitaba tener que ir a hacer la compra y cargar con ella a rastras por la calle. los carritos de la compra tirados por las señoras casi han desaparecido de nuestras ciudades. Amazon, que se publicitaba como la librería más grande de mundo, ya se llevó una buena bronca de Barnes&Noble. El estirón de orejas fue importante, hasta quitarle a Amazon las ganas de presumir de ello. No es una librería, sino un agente de libros, dijeron desde B&N. Amazon se ha expandido por todo el mundo en sus 25 años de vida. Da empleo a miles de personas en América, Europa, Iberoamérica, Asía… El proyecto de negocio es impresionante por cómo surgió la idea, pero su desarrollo parece estar menguadno según su actual resultado. Confunden productos, no cumplen con el privilegio que ofrece Prime, te mandan más de lo que pides, su calidad es pésima. Incluso te cancelan pedidos dejándote, prácticamente, tirada. El otro día me llegó un libro con seis páginas arrancadas a cuajo. ¿De dónde se abastece Amazon?¿Con qué tipo de tiendas tiene convenios? La calidad de los objetos es paupérrima tanto como asumir que vas a comprar a la tienda de los chinos de tu barrio, que ni sabes a qué hora abren ni a la qué cierran. Siempre están abiertos. Y puedes comprar desde un tupperware hasta una flor de Pascua. Al menos, puedes bajar a reclamar. Amazon está en la nube, en ambos sentidos, ya que no ocupa un espacio terrenal más que los centros logísticos y la millonada de cajas de cartón que transportan los mensajeros, que dicho sea de paso, están de huelga reivindicando sus bajos salarios. La compañía dice lo contrario. Amazon: de la A, la Z: acabamos y zanjado.

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