Alemania, lecciones del desastre

Se están violando los derechos de las generaciones más jóvenes, que están condenadas a vivir en un entorno climático hostil

Hemos visto cómo estos últimos días Alemania y Bélgica han sufrido los estragos de unas fuertes inundaciones que han causado unos doscientos muertos y unas pérdidas enormes de muy difícil cuantificación todavía. Pueblos enteros han desaparecido, así como infraestructuras esenciales como puentes, carreteras, vías ferroviarias que han quedado totalmente inservibles. Las imágenes nos muestran escenas de destrucción de una magnitud dantesca. Localidades enteras arrasadas cuyas calles se han transformado en montañas de escombros, enseres y vehículos destrozados.

Los medios de comunicación han venido reiterando que el nivel de las inundaciones no se había registrado nunca en toda la historia de Alemania. Parece evidente que estas inundaciones son una manifestación más del cambio climático y así se ha reconocido por prácticamente todos los responsables políticos en Alemania. Lo cierto es que los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes en todos los rincones del mundo y se manifestarán de forma diferente. También estos días gran parte de Siberia, la tradicional zona más fría de Rusia, está viviendo una ola extrema de calor con incendios forestales de una gran magnitud que han devorado algo más de un millón y medio de hectáreas. Todas estas incidencias climáticas nos muestran claramente que ya no hay ningún margen de espera.

La necesidad de actuar contra el cambio climático es imperiosa y se necesitan con urgencia medidas ambiciosas y casi radicales. En este sentido, es interesante destacar que el Tribunal Constitucional alemán en una sentencia realmente histórica de 30 de abril de este año en un procedimiento iniciado por un grupo de jóvenes obliga al Gobierno de Merkel a modificar la ley climática de 2019 para impulsar una reducción de gases de efecto invernadero más ambiciosa de la inicialmente prevista ya que, tal como indica la sentencia, se están violando los derechos fundamentales de las generaciones más jóvenes que están condenadas a vivir en un entorno climático hostil. Pero ese futuro es ya hoy.

Los estragos del desastre nos recuerdan que el cambio climático ya es una realidad. Además de las necesarias actuaciones de mitigación con la reducción de gases de efecto invernadero, es necesaria una potente planificación de adaptación. Y en España es una labor urgente. Es necesario un control más riguroso de los recursos hídricos, actuaciones sobre construcciones en cauces inundables, un sistema de protección social y climática a la población más vulnerable, etc. En definitiva, una larga lista de tareas pendientes antes de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos que vendrán con cada vez más fuerza.

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