Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Ahora, más que nunca

La parte positiva es que se ha demostrado la eficacia de la Guardia Civil para sacar las manzanas podridas del cesto

Entiendo que debe ser una sensación agridulce la que deben tener los 1.200 integrantes de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras tras conocer que dos de sus compañeros en activo, más otro ya jubilado, han sido detenidos e ingresado en prisión provisional sin fianza bajo la condición de investigados por su supuesta colaboración con las redes del narcotráfico que operan en el Estrecho. Con todo, sin anticipar acontecimientos y con estricto respeto a la presunción de inocencia, la acusación más grave que pesa sobre los detenidos es haber traicionado el código de honor del cuerpo al que juraron lealtad y haber hecho trizas la confianza que habían depositado en ellos sus compañeros, los mismos que se juegan el tipo cada vez que activan un control en una carretera, sin saber si un todoterreno cargado con un alijo les va a embestir de lleno, o si al entrar de madrugada en una casa un tipo puesto de cocaína hasta las cejas les van a recibir a escopetazos. La parte positiva es que se ha demostrado la eficacia de los mecanismos internos existentes en de la Guardia Civil para sacar las manzanas podridas del cesto, para que los responsables de los delitos asuman sus responsabilidades ante la justicia, caiga quien caiga y vistan el uniforme que vistan.

Lo ocurrido pone también de relieve nuevamente la singularidad del trabajo que desarrollan los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el Campo de Gibraltar. Es el momento de insistir en que la comarca es, por razones tanto geográficas como de abandono institucional, la primera damnificada por la acción del crimen organizado y que, por tanto, representa la primera línea de combate contra el tráfico de drogas y el contrabando de tabaco. ¿Qué se puede hacer? Además de endurecer la tipificación penal de los delitos relacionados con el narco y el blanqueo de capitales, y de reforzar los medios humanos y materiales con los que cuentan los cuerpos, el Gobierno y el conjunto de los partidos políticos deben sacar del cajón el proyecto para recompensar salarialmente el esfuerzo suplementario que los guardias civiles, policías y agentes de Aduanas realizan en un territorio donde su labor no es nada sencilla. Con ello, en paralelo, se paliarían las constantes rotaciones de unas plantillas que, a poco que surge la oportunidad y cuando empiezan a tomar experiencia, piden el traslado a destinos más cómodos.

Lamentablemente, y a pesar de que las detenciones de los agentes investigados las llevaron a cabo guardias civiles de Algeciras, la imagen del cuerpo ha sufrido un revés que debe ser contrarrestado con datos oficiales: desde 2011 hasta hoy, según el Ministerio de Interior, en el conjunto de la provincia de Cádiz han sido detenidos 22 guardias civiles por delitos vinculados al narcotráfico, una cifra ridícula si la comparamos con las decenas de miles de agentes que a lo largo de ese periodo han dado lo mejor de sí mismos para protegernos. No se puede dar alas a quienes pretenden identificar la actitud de unos pocos con la de todo un colectivo cuya honorabilidad está fuera de duda. Ahora, más que nunca, debemos estar con la Guardia Civil.

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