Agujero negro

¿Qué ocurre en la mente de alguien que mata a sus dos hijas? ¿Qué le lleva a cometer esos crímenes?

En su estremecedor El adversario, Emmanuel Carrère cuenta la historia -aunque "historia" es una palabra muy débil para definir la vida de este hombre- de Jean-Claude Romand, un tipo insignificante que se hacía pasar por médico y alto directivo de la OMS, aunque en realidad era un pobre diablo que tenía que vagar por las áreas de servicio de las autopistas mientras fingía trabajar en Ginebra. Un día, en enero de 1993, cuando estaba a punto de ser descubierta la vasta telaraña de mentiras y estafas con las que conseguía engañar a todo el mundo, empezando por su familia y sus amigos, Jean-Claude Romand mató a su mujer, a sus dos hijos, a sus padres y también al perro de la familia. Ese perro había sido el único amigo de Romand durante sus quince años de embustes y de estafas continuadas. Romand llevaba una foto del perro en la cartera. Pero llegado el momento, también lo mató con la carabina con la que había matado a sus propios padres.

Durante el juicio, tiempo después, Romand no expresó ningún signo de emoción o de arrepentimiento, hasta que de pronto el abogado le preguntó por qué había matado al perro. En ese momento, Romand se arrojó al suelo, pataleando, y empezó a emitir un gemido "que helaba la sangre", como escribió Carrère consciente de que aquella frase de novela barata, por una vez, decía la verdad. Al ver la escena, un periodista veterano le comentó a Carrère: "Creemos tener delante a un hombre, pero en realidad ya no es un hombre, hace mucho tiempo que ha dejado de serlo. Es como un agujero negro, y ya verá usted, nos estallará en la cara. La gente no sabe lo que es la locura. Es lo más horrible que hay en el mundo".

Pienso en esta historia ahora que todo el mundo habla de ese padre canario que, según todos los indicios, ha matado a sus dos hijas y se ha arrojado al fondo del mar por simple despecho o por celos de su ex mujer o por Dios sabe qué. ¿Qué ocurre en la mente de alguien que hace eso? ¿Qué le lleva a cometer esos crímenes? ¿Qué misterio se oculta ahí? Y entonces me acuerdo de las palabras del veterano periodista al ver a Romand revolcándose en el suelo porque alguien había nombrado al perro que él mismo había matado. "Un hombre que ya ha dejado de ser un hombre. Un agujero negro". O quizá una sima tan profunda como el fondo del océano a donde ese hombre -o lo que fuera- acabó arrojando a sus hijas antes de arrojarse él.

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