Campo chico

Alberto Pérez de Vargas

La Agenda y la Algeciras taurina

En la Agenda Taurina, que se presenta mañana en Madrid, aparecen párrafos del diestro Carlos Corbacho

Rafael 'El Gallo' y Antonio Duarte 'El Pota'.

Rafael 'El Gallo' y Antonio Duarte 'El Pota'. / E.S.

El año 2019 fue el último en el que la Tauromaquia se desarrolló con normalidad y se dieron dos circunstancias casualmente coincidentes. Se cumplían cincuenta años de la inauguración de la Plaza de Toros “Las Palomas”, magistralmente recogidos por Crescencio Torés en su dos libros conmemorativos, el último de los cuales: "Plaza de Toros de Algeciras Las Palomas, 25 años de historia”, tuve el honor de prologar, y veinticinco de la primera edición de la prestigiosa agenda taurina de la editorial Temple (templesl.com). Vidal Pérez Herrero, el editor, y José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras, se habían conocido un par de años antes. Fui testigo de algunos de sus encuentros, siempre cordiales, y pude constatar la buena disposición del alcalde hacia algo tan español, tan tradicional y de tanto contenido artístico y social como las corridas de toros. Entonces era además senador, y el presidente del Senado, Pío García Escudero, lo era también de la Asociación Taurina Parlamentaria. Landaluce y Pérez Herrero coincidieron en varias convocatorias de esa asociación creada en Ciudad Rodrigo en 2007, en vísperas del Carnaval del Toro. Hubo una, en particular, en la que había un gran motivo para el encuentro: la distinción que se hizo del maestro Ruiz Miguel, como gran figura del toreo, en la sede del Senado, el día 5 de marzo de 2018.

La edición de 2019 de la agenda, estuvo dedicada a Algeciras y contó con la colaboración, entre otros, de Susana Pérez Custodio, Crescencio Torés, Antonio López Canales y Enrique Salvo Medina. Nuestras autoridades, sin embargo, no encontraron ocasión para su presentación en nuestra ciudad, pero Algeciras fue repetida y felizmente aludida en la que se hizo en Madrid, en la plaza de toros de Las Ventas, y en otros muchos lugares de España. La historia de la tauromaquia recoge no pocos momentos en los que Algeciras tiene un protagonismo ineludible, como también los otros cosos de la comarca. Cádiz es una provincia muy taurina, con algunas de las más notables ganaderías bravas radicadas en un territorio que alberga a la ruta del toro y cursa, en gran parte, por Los Alcornocales. Pero además, Algeciras es referencia de nacimiento o adopción para una buena cantidad de toreros, sobre todo de plata, entre los que destacan figuras de una relevancia extraordinaria. Tuve amistad con una de ellas, Antonio Duarte Manso, El Pota chico, que no quiso tomar la alternativa cuando le ofrecieron hacerlo después de torear en Madrid, en 1953, la última de sus novilladas. Su tío, Antonio Duarte Acuña, El Pota grande, fue, como su sobrino, uno de los banderilleros más solicitados de su tiempo; hay una famosa fotografía de los años treinta, en la que está sujetándole la coleta a Rafael Gómez “El Gallo”. Cuentan que éste le dijo a aquél, “compadre que se me cae la castañeta”, para evitar hacer un quite que lo incomodaba. Antonio aprendió del toro a la par que El Niño de La Palma, que era cuatro años más joven que él y le llamaban así porque su padre tenía una zapatería en Ronda con ese nombre.

Antoñito, como me gustaba llamarle, era un torero entero, con el que daba gusto estar y al que daba gusto escuchar. Pasé buenos ratos con él en el desparecido Cabsy’s, y en Madrid, todavía en activo, en donde el azar nos hizo coincidir a estar viviendo en el mismo edificio, en la calle Alcalá, cerca de la Monumental de Las Ventas. Mi abuela, que era partera, le ayudó a nacer en su casa familiar de los callejones, en la calle Alameda (Cayetano del Toro), cerca de La Caridad. El Pota chico se nos fue hace hoy casi exactamente, ocho años.

Las colaboraciones giran en torno a las víctimas de la pandemia, con entrevistas sobre sus efectos

En mi calle, la calle Real, un poco más arriba de mi casa y en la misma acera, vivía Francisco Antonio Arias “Clavijo”, un torero de plata trianero que tenía un puesto en la plaza de abastos y se vestía de luces cuando se lo demandaban desde La Perseverancia. Se había casado con una algecireña en 1932 y se afincó en nuestra ciudad; hombre abierto y de fácil relación, trabó amistad con Francisco Casado “Fatigón”, empresario de La Perseverancia y hombre muy influyente en aquel tiempo. Esa amistad lo convirtió en un adelantado de todo lo que sucedía en el coso algecireño. Su salida de casa vestido de torero, era un espectáculo para los niños de mi calle. En el patio en el que vivía con su familia estaba también el despacho de mi tío Leocadio y su casa, en la que nació mi primo Rafael Pérez de Vargas, cuya huella y legado forman parte de la historia de la ciudad y de algunos de sus mejores momentos. Cuando “Clavijo” se retiró, le regaló el mejor de sus vestidos de torero, a Nicolás Gómez “Finito” que –nos cuenta José Antonio Valdés, en su enciclopédico trabajo “Algeciras Romántica” (1983) – trabajaba en Gibraltar y quería ser matador de toros. Mis inolvidables amigos, Antonio y Rosendo, ya fallecidos, eran hijos suyos.

El Pota chico. El Pota chico.

El Pota chico. / E.S.

En la edición de este año de la Agenda Taurina de Temple, que se presenta mañana, a la una de la tarde, en el ruedo de Las Ventas, aparecen párrafos extraídos del libro del diestro linense Carlos Corbacho, al que me referí en mi columna del pasado 19 de noviembre. Mi artículo –“Ha sido un seis de agosto en El Puerto”– es un homenaje a la iniciativa del empresario sevillano José María Garzón –entrevistado en la agenda por Julián Agulla–, concesionario de “Las Palomas”, de dar toros, nada menos que en una de las plazas de mayor solera de España, en una temporada tan sufrida como la que hemos padecido. Fue un gesto que debía ser resaltado y debe ser tenido en cuenta por la afición. Garzón ha anunciado su asistencia y es muy probable que el acto, convocado con el apoyo de la presidencia de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid, cuente también con la presencia de Isabel Díaz Ayuso y la de José Luis Martínez Almeida; éste y Enrique Maya, Alcalde de Pamplona, prologan la edición. Las presentaciones de la Agenda Taurina de Temple, a la que se alude a veces como “el Cossío chico”, como referencia de la monumental obra de José María de Cossío, son espectaculares. Su magnífica hechura es acogida con entusiasmo por el orbe taurino y estos actos, en los que se anuncian y comentan sus contenidos, suelen ser frecuentados por figuras relevantes de la sociedad y de la tauromaquia. En esta ocasión, las colaboraciones giran en torno a las víctimas de la pandemia, con numerosas entrevistas sobre sus efectos, y los obituarios de personalidades que han desaparecido en este duro caminar de nuestra historia. También se resalta la figura del pintor José Antonio Rodríguez por “haber sabido sumergirse en la estética del caballo y del toro”, algunas de cuyas obras se reproducen entre las muchas manifestaciones artísticas que acompañan a los textos.

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