He tenido la oportunidad de asistir hace unos días, a una conferencia virtual del doctor José Luis Jiménez Palacios. Este ingeniero industrial por la Universidad de Zaragoza, y catedrático de Química y Ciencias del Medioambientales en la Universidad de Colorado (EEUU), nos alertaba en su charla de la importancia de los aerosoles, en la transmisión del coronavirus SARS-COV 2 . Los aerosoles son las partículas que se concentran y flotan en el aire y que exhalamos desde la cavidad bucal y las vías respiratorias.

Como el mismo Jiménez las califica, "son como el humo de alguien que fuma a nuestro lado, en un sitio sin ventilación".

El doctor Jiménez, junto con 239 científicos de todo el mundo, ha alertado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la importancia de esta vía de transmisión para la COVID 19 que es, según ellos, responsable de 75% de los contagios actualmente. El estudio sobre la transmisión de la enfermedad entre los integrantes de un coro en Washington (de 60 componentes, 53 se contagiaron) junto con el seguimiento de otros coros en España, Austria y Holanda afianzaron la hipótesis de esta vía de contagio. La publicación en Science, revista muy reconocida entre la comunidad científica, del contagio del SARS-COV 2 por aerosoles, firmada por Jiménez y otros prestigiosos científicos no sirvió para que la OMS lo reconociera en su momento.

Ese experto reclama la necesidad de la interdisciplinariedad en los comités que desde la OMS dictan las medidas para controlar la enfermedad entre la población. Hace pocos días que la doctora Margarita del Val junto con el doctor Jiménez y otros importantes científicos han reconocido, en un informe encargado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, "que hay evidencia significativa de la transmisión por aerosoles del coronavirus", contra el criterio de la OMS, que sigue sin reconocer que sea la principal vía de contagio.

El fomento de actividades al aire libre, el buen uso de la mascarilla, el lavado de manos y el respetar la distancia social son medidas fundamentales para mantenernos a salvo de la infección. Pero no olvidemos que hay cuestiones que son tanto o más importantes y que se basan solamente en nuestra responsabilidad personal.

Si no nos protegemos, y no protegemos a otros, cumpliendo las medidas que las autoridades sanitarias nos aconsejan, todos los esfuerzos de los investigadores y los científicos por darnos las claves sobre este desconocido virus no servirán de nada. Seamos responsables, ahí también está la clave.