Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Adolescentes hasta la muerte

Evitar la autocrítica es su vicio: el malo es siempre otro, proyectan por sistema sus problemas hacia un agente exterior

Alcanzada cierta perspectiva, digamos, histórica, solemos dejarnos abducir por un bucle melancólico que hace que nos recordemos como niños buenamente asalvajados, de mucha calle y teléfono fijo, respeto nobilísimo a nuestros mayores, sano colectivismo en el hogar, dobladillo sucesivo y pan con chocolate, reclutas de "la cultura del esfuerzo". Ese cosmos platónico se erige en paso previo para abrazar otros lugares comunes: dame una palanca -vale decir un contrario- y moveré el mundo, el que yo quiero ver. Suele pasar que idealizamos nuestra juventud primera, como en aquel brindis de Memorias de África, aquí traducido como "por la cándida adolescencia": "Muchachas de labios rosados; chicos de pies ligeros". Tal alarde de memoria selectiva suele ir de la mano de cierto desdén, vestido de alarma, sobre los rasgos de los adolescentes actuales, a quienes señalamos -más que nada- como víctimas del móvil, para de paso encasquetarles toda suerte de fragilidades.

Algunas de nuestras formaciones políticas se comportan con frecuencia como adolescentes que proyectan por sistema sus problemas hacia un agente exterior. Pero no pueden ser tachadas de frágiles, porque llevan la sartén por el mango, o al menos la arriman a su ascua cada vez que pueden y con una indisimulada intención teatral. Fue infantiloide la puesta en escena del molt honrable Aragonès en la reciente cumbre hispano-francesa que Sánchez le colocó en la mismísima Barcelona: una jugada del presidente que una voz indispensable como Roca Junyent calificó de muy oportuna. Recuerden: el president es de ERC, o sea, es socio estratégico del Gobierno, y salió por patas (cortas, como sus miras) para no oír los himnos de los dos estados opresores. También resultó adolescente la actitud del socio Podemos tras lograr que se aprobara la ley del sólo sí es sí, a la postre alivio penal de canallas. Irene Montero achacó a la abogacía parlamentaria su propia ceguera ante los efectos colaterales de dicha ley... que a la postre darán visibilidad a Sánchez. Una vez puesta en evidencia la adolescencia legislativa de su socio más a siniestra, Sánchez instrumenta ahora otra jugada ganadora, y en concreto ganadora de votos inminentes. Vía primicia de El País supimos el domingo que el Gobierno modificará la ley de forma "urgente", para "resolver a futuro los problemas detectados". ¿Papá paga los cristales rotos por el desbocado de su hijo en un momento de subidón? No, papá hace caja. Le birla afectos electorales al chaval. Chavala en este caso, ministra de Igualdad. Veremos qué hace papá para acallar al hijo.

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