Adolescentes que matan

El buenismo frente al castigo no está dando resultados para mejorar una sociedad que exige vivir segura

El preocupante incremento de la delincuencia juvenil en España nos lleva a formular varias preguntas : ¿qué motiva a unos chicos de 12 y 16 años a asesinar a dos personas mayores? ¿Por qué otros violan, matan con doce años? ¿Quién les induce a ello? ¿Cómo deben pagarlo? ¿Nos ablandamos a la hora de aplicarles el Código Penal para los adultos porque son niños? ¿Son realmente niños o ya han madurado como para matar como adultos? ¿Cómo corregirlos? Las respuestas pueden empezar a encontrarse en la Filosofía, que no es otra cosa que hacerse preguntas puesto que a la sociedad no le satisface como respuesta que son niños con problemas de integración social. Y menos que los lleven a un centro y regresen a casa bajo una ineficaz supervisión y fallida integración.

La adolescencia está definida como la etapa más difícil de superar en la vida. Un crío desde los 12 años empieza a preguntarse quién es realmente. Comienza a sentir que, por mucho o poco que quiera a sus padres, necesita y busca la influencia de gente de su entorno. Si este entorno es erróneo, el chaval irá a la deriva. En consecuencia es fundamental que las instituciones vigilen muy de cerca a las familias desestructuradas o no, para analizar su situación. Así como que los padres deberían requerir la ayuda profesional, alertando de los desvaríos de su hijo. Esto suena a algo irreal ya que a los padres o les da igual, porque ellos ya están desequilibrados e inadaptados, o aquellos que llegan a tener madurez y equilibrio quieren pasar por la vergüenza de denunciar, aún en privado, la torcida mudanza de su hijo cuando no es ni un niño ni un adulto. Si a estos malos cimientos añadimos que hay bandas callejeras que captan a estos chavales, carne de cañón para dejarse llevar por la voluntad de quienes sienten atracción por las drogas, el alcohol y la muerte. Por lo tanto, su comportamiento será imprevisible porque han abandonado la influencia de la razonabilidad por la de una banda.

Por algún motivo, cuando se muda la piel de niño a la de adulto alguien les captó para hacer el mal. Nadie nace odiando, dijo Mandela. No es aceptable calificarlos de casos aislados viendo los datos. Han sido captados por personas adultas para matar. Los chavales temen por su futuro y si tuvieran la certeza de que por asesinar, robar, delinquir se les va a aplicar el Código penal de un adulto, quizá pisaran el freno. El buenismo frente al castigo de un crío que mata igual que un adulto no está dando resultados para mejorar una sociedad que exige vivir segura.

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