El amor es luminosidad, es alegría desbordante. El amor ocurre cuando descubres quién eres, y cuando descubres quién eres te das cuenta de que no estás separado de la existencia; mientras no seas consciente de esto, no puedes ser amor. Serás miedo, que es justo lo contrario al amor. En el amor uno se expande, en el miedo se encoje; en el miedo uno se cierra, en el amor se abre; en el miedo uno duda, en el amor confía…

El amor ocurre cuando has conocido tu paraíso interior, cuando los pájaros, las nubes, el sol y las estrellas están dentro de ti. No hay religión más elevada que el amor. Meditar y profundizar más en uno mismo, esa es la clave; escuchar atentamente a los pájaros, mirar a las flores con respeto, aprender de la gente sin miedo. El amor se encuentra en un corazón sosegado y meditativo; es un peregrinaje eterno.

En esta educación tan neurótica y competitiva desde pequeño nos enseñan a ser perfectos, y es así como le vamos aplicando el perfeccionismo a todo, hasta al amor. Después, ya se sabe, al no poder llegar a ser perfecto, uno se empieza a sentir culpable y a perderse el respeto.

Osho dice: "Si realmente quieres conocer el amor, olvídate del amor y acuérdate de la meditación. Si quieres tener rosas en tu jardín olvídate de las rosas y cuida el rosal. Nútrelo, riégalo, cuida de que reciba la cantidad adecuada de sol y de agua. Si se cuida de todo, a su debido tiempo brotarán las rosas. Antes no puedes traerlas, ni forzarlas a abrirse, ni pedirles que sean más perfectas". A continuación, añade: "El amor es como una rosa en tu ser. Pero cultiva tu ser; desecha la oscuridad y la inconsciencia. Hazte cada vez más despierto y consciente y el amor vendrá por sí solo, a su debido tiempo; y siempre que viene es perfecto. Tú no necesitas preocuparte de eso".

Si no sabemos realmente quiénes somos, no podremos preguntarnos acerca del amor; cuando lleguemos a conocernos, el amor vendrá como recompensa, cuando estemos preparados y listos para recibirlo.

El sabio consejo es darse un poco de tiempo para estar solo, en silencio, observando todas las escenas que pasan por la mente. Es en este silencio interior donde aparece una nueva dimensión de la vida en la que no hay avaricia, ni ira, ni violencia. Entonces, cuando el amor llame a tu puerta será más fácil reconocerlo.

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