Hace 26 años que el AVE conectó Sevilla y Madrid por vez primera, un hito que abrió la puerta al desarrollo de la alta velocidad en España y que ha llevado a nuestro país a convertirse en el segundo a nivel mundial con más kilómetros de vías de ese tipo, unos 3.000, solo por detrás de China. Otra cosa es la rentabilidad que estamos dando a esas inversiones, con conexiones infrautilizadas en ciudades que por su tamaño (Palencia, León, Zamora...) no las necesitan o a otros destinos, como la frontera francesa, donde carecen de continuidad porque las vía allí tienen ancho convencional. Alemania, con el doble de habitantes que España, cuenta en cambio con solo mil kilómetros de alta velocidad ferroviaria, aunque sus trenes transportan por la red de mercancías el 25% de sus productos, una alternativa más barata que el camión y con un impacto ecológico bastante más reducido.

En España hemos dejamos a un lado el criterio de los expertos a la hora de diseñar nuestra red de ferrocarriles, anteponiendo el agravio comparativo entre ciudades a las necesidades reales del país. Tras el Ave a Sevilla vino el de Barcelona, luego el del País Vasco, y, ya puestos, a Valencia, a la despoblada Galicia, Málaga... Y mientras tanto, la red de mercancías languidecía ante el pasmo generalizado, como es el caso de la conexiones de la comarca y, más en concreto, del Puerto de Algeciras.

Hace una semana, el penúltimo temporal se llevaba por delante centenares de metros del trazado ferroviario entre Ronda y Bobadilla, dejando las vías colgando literalmente en el vacío. Ante la fuerza de la naturaleza, poco más se puede hacer que actuar con urgencia para evitar que los daños se prolonguen en el tiempo, aunque no estaría de más hacer virtud de la necesidad y poner en servicio de una vez por todas en ese punto clave una infraestructura nueva con las condiciones que los muelles algecireños requieren. No más parches.

El camino será largo si no cambian determinadas actitudes de manera urgente, como la de la secretaria general de Transportes del Ministerio de Fomento, María José Rallo, quien entre risillas y algo de choteo afirmó en la comisión correspondiente del Congreso que los trenes del modelo 598 que Renfe ha puesto en servicio para conectar la comarca con el resto de España "han salido rana" (sic). En Extremadura, añadió, esos trenes han fallado más que una escopeta de caña: 33 incidencias en solo dos meses y medio. Y en lugar de solucionar el problema, lo han desplazado más al sur. Inadmisible. Un apunte final: la denuncia en dicha comisión sobre el pésimo estado de los trenes en la comarca corrió a cargo de Sergio Pascual (Unidos Podemos) diputado por Sevilla.