ADN algecireño

Esta es una ciudad maravillosa, donde se vive mejor que en muchísimos sitios del país, con un entorno natural único

ALGECIRAS se reencuentra con su Feria Real, después de dos años de ausencia por la pandemia. La cabalgata anunciadora del pasado sábado, con masiva presencia de público, ansioso de disfrutar nuestra fiesta, ya deja prever que nos espera una Semana Grande histórica. Se palpa en el ambiente las ganas de feria y cacharritos en los niños y también en los no tan niños y el esmero con el que se han decorado las casetas esta última semana. La presencia de algunas de estreno en el real, así lo atestigua.

Amigos de toda la vida se reúnen en torno a la mesa de la caseta, donde ya fuimos con nuestros padres, y donde ahora llevamos a nuestros hijos. Se baila, se come, se bebe y se viven momentos de charla y de alegría, con propios y también con extraños. Estos días de felicidad compartida forman ya parte del ADN algecireño. Es nuestra Fiesta Mayor por excelencia, siendo el lugar de encuentro de todos sin distinción y donde, como en ninguna ocasión, manifestamos nuestra mejor expresión.

Desde 1850 venimos celebrándola. En 1892, imagino que nuestros antiguos hablarían que la Algeciras-Gibraltar Railway Company nos iba a construir una moderna línea de ferrocarril que nos uniría con el resto de la península. Aunque supongo que nadie pensaría que 130 años después seguiríamos con la misma vía férrea y que, en vez de trenes, nos mandan desechos de tienta y a callar. Es solo un ejemplo del maltrato que ha sufrido esta ciudad en muchos ámbitos, de manera histórica, y que hemos soportado con estoicidad y resignación.

No solo se nos ha castigado con falta de infraestructuras, inversiones y planeamiento, sino que luego, a pesar de ser víctimas de tanto olvido, se nos quiso marcar como ciudad poco agraciada. La construcción del megapuerto y la explosión demográfica que por ello vivimos hizo predominar la construcción masiva sin orden.

Pero, vamos, no seremos Toledo, pero qué poco conocen esta ciudad los miopes que solo ven el primer escalón. Que no ven el talento natural del especial, que creció entre dos continentes, entre tres países y entre dos aguas. Esta es una ciudad maravillosa, donde se vive mejor que en muchísimos sitios de nuestro país, que tiene un entorno natural único y unas posibilidades y un potencial enorme. Y lo que nos falta es porque se lo dieron a otro y no a nosotros, pero Algeciras está despertando de tanto ninguneo, y quizá como en ningún momento desde hace décadas, comienza a haber una viva conciencia reivindicativa. Ojalá de esto también se hable en las mesas de la Feria.

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