Análisis

Carmen Pérez

¿Somos tontos o listos con nuestros ahorros?

Nada menos que 842.000 millones de euros mantenemos las familias españolas en cuentas corrientes y depósitos bancarios. El Banco de España publicó hace unos días datos estadísticos sobre este concepto. En estos dos últimos años la tendencia ha sido claramente al alza. Y el caso es que esta evolución es algo sorprendente porque su retribución no ha dejado de descender en ese mismo periodo. Queda lejos el tiempo en el que por el dinero aparcado en la banca se podía obtener cierta rentabilidad; en la actualidad no sólo no renta nada sino que incluso es posible que los bancos puedan terminar cobrando.

Si atendemos a los datos de Inverco, también puede observarse cómo en el primer semestre de 2019 hemos apostado más por ahorrar en este producto financiero: los flujos financieros de las familias han incrementado las posiciones de depósitos bancarios (31.921 millones) y productos de seguro (19.043 millones) y fondos de pensiones (745 millones), en detrimento de inversiones con mayor riesgo: 2.508 millones de retirada de los fondos de inversión y 5.983 millones menos de inversiones directas en renta fija y acciones.

Esto además sucede en un periodo en el que de los 132.635 millones de ahorro financiero total de los hogares españoles, dos de cada tres euros realmente proceden de la revalorización de los activos que ya poseían, derivado del buen comportamiento de los mercados en ese periodo. Esto es, nos hemos girado algo más a los depósitos al tiempo que otras alternativas subían de forma significativa su rentabilidad. La explicación reside tanto en una reacción por las importantes rentabilidades negativas de los mercados en 2018 como a que hemos estado sometidos a multitud de noticias económicas adversas que ensombrecen el horizonte.

Pero, no obstante a este repunte de los depósitos, comparándonos con las familias europeas el porcentaje que les dedicamos de nuestro ahorro financiero no es tan extraño. La media europea es sólo del 30% (la nuestra, el 39,9%) pero sobre todo por culpa de algunos países concretos, como Suecia o Dinamarca, que tiran de ella fuertemente a la baja. Alemania, por ejemplo, tiene un nivel de depósitos exactamente igual al nuestro y nos superan ampliamente Portugal y Austria.

En lo que realmente nos diferenciamos de los europeos es en el porcentaje que dedicamos a los fondos de pensiones y seguros. Aquí puntuamos más que fatal. Para ellos es la forma de resguardarse para la vejez; los españoles, sin embargo, no confiamos en los mercados e intermediarios para nuestro mañana, lo que queremos es nuestra primera e incluso nuestra segunda vivienda pagada: estamos encantados con vivir en nuestro país hasta la muerte (¡y a ellos también les encantaría, sólo hay que ver a qué ritmo están comprando nuestras casas!). El sobrante de ahorro es lo que dedicamos a productos financieros. Y sí, tendremos muchos depósitos pero cuando nos ponemos a invertir nos ponemos: el porcentaje que destinamos a las alternativas de más riesgo -fondos de inversión, renta fija y acciones cotizadas- es mayor que en la mayoría de los países: 21,3% frente al 18,8% alemán, el 11,3% francés o el 14,7% italiano.

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