Análisis

Dr. bartolomé beltrán

Un tiroides sano

Los alimentos pueden favorecer o frenar la formación de la hormona tiroidea

La doctora Susana Monereo, especialista en endocrinología y nutrición del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, se introduce en el territorio del tiroides junto con el doctor Aurelio López, adjunto de la unidad de tiroides del mismo centro hospitalario. La doctora Monereo posee amplia experiencia en este ámbito y en su trayectoria caben destacar obras de divulgación como, La diabetes, Puedo adelgazar, La dieta con helados o Nuevos retos de prevención de la obesidad.

Bajo el título Un tiroides sano los autores abordan este órgano que poseemos todos los mamíferos. Se trata de una glándula endocrina de notable importancia, de ahí a que se la denomine "el motor del cuerpo". Existe un gran desconocimiento entorno al tiroides e incluso se le confunde muchas veces con el bocio, término que denomina el aumento del tamaño de la tiroides.

El objetivo de la obra es intentar aclarar las dudas relacionadas con las diversas enfermedades y situaciones que se producen debido a problemas en el tiroides, así como a desmontar falsos mitos relacionados con sus acciones, como engordar o adelgazar. Uno de los aspectos que aborda el manual es la dieta del tiroides, qué comer y qué no comer cuando se padece una enfermedad tiroidea. Hay que recordar que el tiroides produce hormonas tiroideas y para ello, necesita proteínas y yodo. Las proteínas de alto valor biológico son las que proceden de carnes, pescados, huevos y aves. Y dentro los alimentos vegetales los que más proteínas contienen son las legumbres y los vegetales. Respecto al yodo se encuentra en variedad de alimentos como vegetales marinos (algas), lácteos (leche, queso, yogur), pescados, mariscos (almejas, berberechos o langostinos), vegetales (ajo), carnes y embutidos, huevos y la sal yodada.

Así como hay alimentos ricos en yodo que ayudan al tiroides a formar las hormonas tiroideas, existen otros que bloquean el tiroides evitando que el yodo entre y forme las hormonas. Son los llamados biógenos. Se consideran antinutrientes y se conocen como goitrinas: tiocianatos, glucosinolato e isocianato, presentes en vegetales como repollo, berza, coles de Bruselas, coliflor, brócoli, nabo, semillas de mostaza y, en menor cantidad, en espinacas, zanahorias, rábano, yuca y mandioca.

Respecto a los problemas asociados al tiroides los autores dedican uno de sus capítulos al cáncer. Representa el 3,1% del total de nuevos casos diagnosticados y aunque no es frecuente, si se está observando en los últimos años un aumento del número de casos. La edad en el momento del diagnóstico es importante a la hora de determinar la supervivencia, a mayor edad, peor es el pronóstico.

Finalmente el libro aborda la genética de las enfermedades tiroideas. Si se tienen antecedentes familiares de alteraciones en el tiroides, se tiene más probabilidad de sufrir algunas de esas alteraciones a lo largo de la vida. Las personas como antecedentes familiares de tiroiditis crónica de Hashimoto, enfermedad de Graves u otras enfermedades autoinmunes tendrán más predisposición a padecer trastornos autoinmunes del tiroides. Es lo que hay. Seguro.

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