Podría ser el guión de una película completamente ficticia y, por cierto, seguro que taquillera, pero no lo es. Una historia real, inédita, delirante, oscura y rodeada de misterio. Tiene todos los ingredientes de un film de auténtico terror; lo que sí que da terror es que todo lo que cuenta sea auténtico. Uno de los grandes aciertos de la serie documental El Palmar de Troya, de Movistar+, es que deja que sean los testimonios de los implicados los que guíen el relato: desde los que vivieron los primeros momentos de "histeria colectiva" ligados a la exaltación de la fe por parte de aquellos que se decían médiums y videntes, hasta personas ligadas al culto como obispos, monjas y curas excomulgados, pasando también por las historias de otros retirados pero aún creyentes, periodistas, teólogos e incluso psicólogos clínicos que muestran el mundo de la iglesia palmariana desde dentro y también desde fuera.

El grado de surrealismo es tal en esta producción que, en algunos momentos, todo cobra un cariz casi cómico, de no ser por el hecho de que bajo esa aparente sitcom se esconde un drama brutal encerrado entre los muros de seis metros que cobijan aún a día de hoy la basílica de El Palmar de Troya y sus inmediaciones.

El gran valor de esta recopilación de relatos que sirven de espina dorsal a la narración es el de hacer que aflore el espíritu crítico de la espectador sin dejar nunca de lado un enfoque tragicómico: esta secta que ya dura medio siglo no te subraya qué es lo que tienes que pensar, sino que deja que las cosas caigan por su propio peso, y vaya si terminan cayendo.

Es, sin duda, una de las propuestas más arriesgadas y conmovedoras de Movistar+ en las que, eso sí, hay algunos saltos temporales que nos privan de algunos pasajes importantes, como su legalización por parte del Tribunal Supremo, las imágenes obtenidas con cámara oculta por Miguel Ángel Fernández y David Cantero, y otras que a buen seguro nunca han llegado a ver la luz.

A lo largo de cuatro entregas. El Palmar de Troya es un viaje a las entrañas de la Andalucía profunda, por una parte, y una constatación de las incongruencias y la hipocresía que rodeó la creación, la ampliación y el liderazgo de una congregación mediáticamente polémica desde sus inicios con momentos tan estrambóticos como la canonización de Franco y Cristóbal Colón; una biblia palmariana en la que se reconoce la inspiración en una novela de ciencia ficción con viajes interestelares; y la perversión de preceptos básicos como la castidad y la pobreza. Sería para reír a carcajadas si no fuera todo cierto y no hubiera vidas humanas aplastadas y niños secuestrados que no conocen otra realidad.

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