Jamás seremos capaces de estar agradecidos suficientemente a lo público. Es todo aquello que se sostiene con nuestras aportaciones. Desde la limpieza y el alcantarillado de nuestras calles hasta esa Seguridad Social que mis amigos americanos tildan de comunista. Así les va a los yankees. Los born in the USA son gente particular. El dinero es para ellos un dios que les permite navegar con sus flotas por los siete mares y enviar lanzaderas al espacio pero, por el contrario, es incapaz de tender la mano al que, literalmente, se muere en la calle de frío y de hambre. Lastimoso. Por muy "comunista" que tilden al sistema español hay que reconocer que funciona, siempre y cuando esté bien provisto de fondos. Es por ello que al primero que metió la mano en la saca se la tendríamos que haber cortado. Ipso facto. De un tajo. Y es que con las cosas de comer, ya lo decía mi madre, no se juega. No somos el culo del mundo. Ni mucho menos y aunque nos lo quieran hacer creer haciéndonos comulgar con ruedas de molino. Somos eficaces y solidarios. Que nadie nos desmerezca.

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