Análisis

Juan Gónzalez Román

Una plaza de toros de tercera y...

Nadie entiende como se aprobaron en Jerez el ochenta por ciento de los toros

Hay momentos en los que uno no puede ya callarse más. Me voy a referir a lo sucedido el viernes y el sábado en la plaza de toros de Jerez. Llevamos ya por lo menos diez años en los que la presentación de las corridas han dejado mucho que desear, más próximas a una novillada que a una corrida acorde con la plaza de Jerez.

Pero lo de este año es de juzgado de guardia. Toros, por decir algo, sin trapío, sin pitones, algunos con dudoso pesaje y otros totalmente inválidos. Prueba de ello es que se devolvieron dos toros al corral y bien pudieron ser algunos más. Un ejemplo más fue el segundo sobrero del viernes, que podría haberse lidiado como eral perfectamente. En cualquier otra plaza se hubiera formado un escándalo mayúsculo. Pero en esta plaza nunca pasa nada y nos han tomado por el pito del sereno. Después se hacen los comentarios en la calle y en los bares.

Parece ser que los responsables de este desaguisado creerán que la plaza de toros de Jerez es de tercera y como tal la tratan. De hecho en una crónica de un medio a nivel nacional afirmó que la corrida del viernes era acorde con nuestra plaza.

Seguro que si le preguntamos al ganadero, al empresario o a los toreros, todos se echaran la pelota el uno al otro y no nos enteraremos nunca de que va todo esto. El resultado no es otro que un auténtico fraude al aficionado que es el que paga que con toros de tercera, tienen que hacer frente en la taquilla a precios de primera. Ya sabemos los intereses de cada uno pero los estamentos de la feria nada más que velan por ellos mismos.

Después se habla mucho de los enemigos de la fiesta que quieren acabar con ella. Pero no nos engañemos, los auténticos enemigos están dentro. Lo ocurrido en la feria de Jerez provoca que muchos aficionados o espectadores dejen de venir y, como se comenta en los mentideros taurinos, prefieren quedarse viendo San Isidro a que venir a nuestra centenaria plaza.

Si bien cada uno va a sus intereses, en las plazas están los equipos gubernativos que han de velar, como funcionarios públicos que son, por la aplicación del reglamento y por los intereses de los espectadores.

En este caso hay que referirse especialmente al equipo de veterinarios. Nadie entiende como se aprobaron el ochenta por ciento de los toros. Ha sido una falta de respeto absoluto.

Y de la presidencia que decir y me estoy refiriendo al que presidió el viernes, que por cierto no sabemos que hacía en la corrida del sábado en la presidencia cuando estaba nombrado otro presidente. Tardó muchísimo en devolver toros manifiestamente inválidos. Actitud que pudo provocar un altercado público. Y además fue muy generoso en la concesión de trofeos, caso contrario a lo sucedido con el del sábado que si estuvo más serio acosta de llevarse una fuerte bronca del público.

La Delegación del Gobierno debería elegir para presidentes a personas que conozcan perfectamente el mundo de los toros y sus entresijos.

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