Tve no ofreció la Gala de los Premios del Cine Europeo que se celebró en Berlín el día 7. Cuando era su obligación. El año pasado, excepcionalmente, sí la dio. Qué se le iba a hacer. Se celebraba en Sevilla. Aunque la realización y el equipo artístico corrió a cargo de la entidad organizadora. Y es que la Gala de los EFA no tiene absolutamente nada que ver con las de los Goya, Forqué, Feroz o Platino. Está más entroncada, para entendernos, con los Bafta británicos. En cualquier caso, es una gala que resulta sumamente pedagógica puesto que de ella siempre se aprende. Por allí desfilan los maestros del cine italiano, francés, alemán, griego, portugués, austríaco, los clásicos y los contemporáneos, y eso es algo que no se puede desdeñar.

Cuando el 5 de diciembre la web de RTVE colgó su desplegable con el avance de programación, debido al puente del fin de semana, éste contenía nada menos que 92 páginas. ¿Sería por horas? ¿Sería por canales en la oferta de la corporación pública? ¿Sería por huecos en la agenda?

La no emisión de los Premios del Cine Europeo es la enésima evidencia de lo que importan de verdad los eventos culturales a los españoles. Porque no dudemos que si hubiese demanda, habría oferta, y TVE los habría ofrecido. Lanzo una pregunta, y seamos sinceros en la respuesta: ¿cuántos espectadores verían la ceremonia íntegra, con sus 180 minutos de duración, en el Canal Doc & Roll de Movistar? Si el año pasado, desde Sevilla, fuimos un 1%, ya podemos darnos una idea.

La cuestión es que no nos cansamos de ver las promos de películas infames con la marca Cultura Europea, y cuando llega la cita anual del cine europeo de campanillas, de Bellochio a Yorgos Lanthimos, a la gente le importa un bledo. Y TVE ni siquiera se atreve a ofrecerlo por La 2 para evitar un 0% de cuota de pantalla y esos asuntos de los audímetros. Con la cultura, ay, cuánto paripé.

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