Álvaro Robles Belbel
Nueva bajada de tipos por parte del BCE
Calle Gloria
El pasado sábado ganaba 3 a 0 la selección española a la croata en el histórico Estadio Olímpico de Berlín. Aquel donde Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1936 provocando un escozor desmedido al racista Adolf Hitler. Por cierto, la marginación por el color de la piel del atleta también la padeció en su país, donde debía respetar las leyes segregacionistas que le impedían alojarse en los mismos hoteles que las personas de raza blanca a pesar de su popularidad. Incluso sufrió el desprecio del presidente Roosevelt, que nunca le felicitó por sus éxitos.
Pero volviendo al estadio berlinés, solo había jugado allí una vez nuestro equipo nacional. Concretamente el día 12 de abril de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, en un partido que enfrentó al once dirigido por el mítico Ricardo Zamora a la Alemania nazi, ante mas de 90.000 personas; muchos de ellos militares de la Wermatch, con la cara como el que mató a Manolete.
Empatamos a 1 en el Olympiastadion, pero eso era como ganar. Téngase en cuenta que el equipo ucraniano osó dar una paliza a la selección de la Luftwaffe y acabaron casi todos torturados y muertos. Mejor un empatito.
Y en nuestro equipo nacional destacó un algecireño y leyenda algecirista, Andrés Mateo Vilches, jugador entonces del Sevilla, que salió a hombros al terminar el partido y al que la prensa deportiva de la época definió como una roca envuelta en un trozo de seda.
Y hay que recordarlo para no pensar que Morata, Fabián o Carvajal han sido los primeros futbolistas españoles que brillaron en tal histórico estadio, que mucho antes ya lo hizo un especial, un chaval de la calle Alta, hoy Juan Morrison, con las cosas mucho más complicadas.
Y seguro que ese día Andrés pensó en su querido hermano Paco, que en vez de disfrutar de las mieles de la selección, por sus ideas políticas, tuvo que huir de España. Pasó de ser un futbolista brillante del FC Barcelona y del Valencia a tener que pasar penurias en un campo de refugiados de Francia. Aunque luego consiguió rehacer su carrera en la liga gala llegando a ser considerado en la misma como uno de los mejores futbolistas que la jugaban.
La historia de Algeciras está preñada de algecireños brillantes que destacaron en muchísimos ámbitos y lugares y que no pueden caer en el olvido. Y casi siempre se repite un patrón; lo tuvieron más dificil que sus iguales. Siempre quedaba Algeciras lejos de los centros de poder e invariablemente son muestra de superación y excelencia. Nunca cansemos de reivindicarnos.
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