El no elegido en las urnas no se cortó un pelo y en lugar de proclamar la fecha de las elecciones dio a todos su primer mitin de precampaña. Vergüenza ajena al ver como estaba utilizando de forma torticera la sede presidencial. Lamentable, dejando a sus competidores en clara desventaja, en una sucia jugada aprovechando la coyuntura que le ofrecía tal momento, una declaración institucional en la que actuó más como candidato del PSOE que como presidente de un Ejecutivo que ha durado menos que un embrazo. Un discurso con muchas mentiras y verdades a medias, con frases "asustaviejas" y con el timo de la estampita de que "cuidado viene la derecha". El pueblo es soberano, señor Sánchez. Permita que sean los españoles los que elijan a quienes los representen y no venga con el discurso que se podría bautizar como el de Pedro IX y sus cuarenta embustes. En fin, como dice ese sabio refrán español "a cada pez, le llega su vez". Aplíquese el cuento.

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