Podría decir que soy de esos idiotas que lloran con los anuncios de Navidad -por ejemplo, con el de la Lotería de este año y su homenaje a Atrapado en el tiempo-, pero lo cierto es que soy idiota y punto. Me confieso en público porque sé que es una afección común y quizá pueda ayudar a mucha gente que también la sufre. Idiotez de palo cortazariano: de esa que te descubre viendo el encanto en cualquier mamarrachada o en cualquier detalle nimio, muriendo de stendhalmiento ante una telaraña: "No pasa nada grave pero ser idiota lo pone a una completamente aparte", apuntaba Cortázar, que añadía que la idiotez deber ser precisamente el poder entusiasmarse todo el tiempo con lo que a uno le gusta. Y, hablando de loterías, creo que es justo que los idiotas agradezcamos a la Gran Lotería, por decir, habernos premiado con un décimo de memez. Porque está claro que la vida, en su mejor prisma, está hecha para grandes lerdos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios