La plataforma Filmin ha colgado un documental imprescindible: Málaga, la alfombra roja del cine español. En él, durante cincuenta minutos trepidantes, Georgina Cisquella y Antonio Parra inventariaron las primeras veinte ediciones del Festival malagueño.

Lo hicieron con su olfato periodístico y sabiendo lo que querían contar. Cómo fueron los orígenes. Lo que hubo que pelear los cinco primeros años para que arraigara. Lo que contribuyeron los medios locales a la causa. La gran apuesta del Ayuntamiento por la cultura en unos tiempos en los que tras la 'independencia' de Torremolinos su gran activo turístico quedó tocado.

A pesar del cansancio de la jornada inaugural visioné el documental como último acto del día. Y se me humedecieron los ojos. Como el prota de Cinema paradiso viendo tantos besos. Por ejemplo, al recordar a Antonio Garrido, con sus ideas tan claras acerca de la necesidad de mantener el evento contra viento y marea; y con él, a tantos que nos han dejado. Y reconocerme en cada edición, en cada homenaje, en cada rueda de prensa, en cada presentación. Primero con pelo. Luego sin él. Primero sin barriga. Luego con ella.

Málaga inventó la alfombra roja más importante de España. Como defendía Javier Bellot, quienes criticaban que los protagonistas de las series de televisión más vistas pasasen por ella no tenían razón, pocos años después protagonizaban las películas más vistas . En el documental se ve la noche en la que Robert de Niro pasó desapercibido mientras a Mario Casas se lo comían. El Festival de Málaga forma parte de la memoria sentimental de la gran familia numerosa del cine español. Que a tantos nos concierne.

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